En
la anterior entrada íbamos desgranando los aconteceres de aquellos
días de 1881. En ésta veremos cómo el contrabando de vinos,
licores y aguardientes iba en aumento y dañaba a las mermadas arcas
municipales; y cómo las procesiones y su transcurrir a veces
causaba algunas discrepancias entre vecinos.
En
agosto de 1881, con el fin de atraer visitantes al barrio de Algorta,
el consistorio decidía que «Se
celebren dos ferias de ganado mensualmente en la campa denominada de
Alango, señalando para su celebración los primeros y terceros
domingos de cada mes, desde las dos de la tarde hasta la puesta de
sol. La noticia se publicó en el diario “El Noticiero Bilbaíno”»
Durante
el mes de agosto, con motivo de las fiestas locales, el horario de
bares y tabernas se relajó, permitiendo cerrar a estos
establecimientos a las once de la noche.
El
contrabando de vinos, licores y aguardientes iba en aumento, y dañaba
a las mermadas arcas municipales, por lo que a mediados de agosto de
1881, el consistorio decidía: «Con
el fin de perseguir por todos los medios, el contrabando de vinos,
licores y aguardientes sujetos al pago de derechos, autoriza a todos
los vecinos para que puedan vigilar y aprehender todos los artículos
que se pretenda introducir fraudulentamente en este Pueblo, abonando
al aprehensor la mitad del genero capturado, abonando igual cantidad
a los denunciantes»
Las
relaciones entre la iglesia, a las que dedicaban importantes ayudas
económicas, y el Ayuntamiento no parecían transcurrir con fluidez,
ya que en esos días el consistorio señalaba al párroco de San
Nicolás: “...«El
desagrado con que se vio que el día 11 del actual, que antes de
colocarse el Ayuntamiento en su banco de dicha iglesia, había
empezado la celebración de la misa mayor, además de la falta de
cortesía del subordinado y los monaguillos, que al cantarse el
Evangelio se sentaron de espaldas al banco que ocupaba el
Ayuntamiento»...”
Por lo que decidieron: “...«Encararse
con el cura de la parroquia de San Nicolás, encargando a los Sres
Ansoleaga e Inchaurtieta que arreglaran el asunto de los bancos y
algunos otros negocios relacionados con la Iglesia»...”
El
23 de agosto de 1881 se celebraron las regatas internacionales de
vela en el Abra. La competición era para embarcaciones de menos de
once metros de eslora y también para botes de cuatro remos y un
timonel. Se desarrollaron en la desembocadura de la ria. El gentío
en Las Arenas era incalculable, decía la prensa, solamente de Bilbao
se trasladaron miles de personas a Las Arenas, en tranvía, coches de
plaza y particulares.
Los
intentos de ahorrar en impuestos llegaban a personas de toda
condición, tal era el caso del administrador de las casetas de baños
de la afamada Galería de “Baños de Mar Bilbaínos” D. Enrique
Gómez y Riera, que en agosto de 1881, solicitaba se le eximiera del
pago de 10 céntimos que venía abonando al consistorio. Petición
que obviamente fue desestimada por el pleno del Ayuntamiento.
Comenzaba
septiembre de 1881 con obras en uno de los lugares más alejados de
la población, en la zona de Baserri, en Larrañazubi. El puente de
dicho barrio se encontraba en una situación calamitosa, por lo que
el consistorio decidió rehacerlo para que los vecinos pudieran
acceder al resto de los barrios del municipio sin dificultad.
El
vino era uno de los artículos que parece eran más demandados en el
pueblo, ya que los decomisos por introducirlo de forma ilegal para
evitar impuestos, así lo acreditaban en esas fechas. Unas veces era
un pellejo de vino blanco que trató de introducir en Las Arenas el
vecino de Bilbao D. Francisco Maguregui, en un vagón: “...«el
pellejo llegó en un vagón, sin rellenar las formalidades debidas, y
además nadie se hizo cargo del mismo»...”
Otras se trataba de cántaras de vino de Mudela que el vecino de Las
Arenas D. Marcos Zamacona trató de pasar y solicitaba: “...«se
le devuelvan 13 cántaras de vino que le han sido decomisadas»...”
Las retenciones también afectaban a los aguardientes; en este caso a
los introducidos por dos vecinos de Getxo Dña. Julia de Cortina
Oriosolo y D. Ramón de Basagoiti, aunque no parece que dicha bebida
tuviera mucha graduación para ser considerada aguardiente, ya que
tan solo tenían 16º y 16,5º.
Los
cerdos y su matanza era otra de las cosas que, por salubridad y
ornato público, preocupaba a los representantes de los vecinos de
Getxo. Pero a decir de las actas del 7 se de septiembre de 1881,
sobre todo lo hacía en Algorta: “...«Se
da cuenta de una comunicación de la Junta de Sanidad de esta
localidad, se ordena a los dueños de los cortijos de cerdos, que
trasladen las puertas de dichos cortijos, a parajes que no den a la
vía pública, en seguida de que sean matados los cerdos. Esta orden
solamente será aplicable a los cortijos situados en las calles San
Nicolás, cuesta de San Ignacio, Tánger (hoy Ribera), Puerto,
Calleja, Arechondo, Peligro, Tetuán (hoy Avda. Basagoiti) y
Carretera; sin que el municipio crea necesario extender esta orden al
resto del Pueblo»...”
Incluso se pasó por las casas anunciando aquella orden, que parece
que situaba la cría de cochinos y la falta de ornato, solamente en
ése área de Algorta.
A
veces, la forma de pedir a las altas instancias de la administración
no carecía de ingenio. En septiembre de ese mismo año, el
consistorio solicitaba fuera instalado un estanco en la Venta del
Ángel de Getxo (Andra Mari): “...«la
barriada de Santa María de Guecho de esta Anteiglesia, que consta de
150 vecinos por lo menos, carece de un estanco, teniendo que
concurrir sus vecinos al barrio de Algorta, situado a 1,5 kilómetros
por lo menos, por lo que se hace indispensable establecer un estanco
en dicho barrio. Porque además de ser beneficioso a los vecinos,
redundará en buena tajada para el Estado, porque cuanto mas cómoda
sea la compra del genero que en el se expende, tanto mayor será el
consumo»...”
Esa petición iba dirigida al Jefe de la Administración Económica
del Estado.
Las
procesiones y su transcurrir, a veces causaban algunas discrepancias
entre vecinos, presbíteros y Ayuntamiento. La de la llamada
“Procesión del Rosario” que se estableció en Algorta, en la
iglesia de San Nicolás, por primera vez en 1880, causaba algún
malestar por su recorrido, mientras que el cura de San Nicolas
solicitaba: “...«El
próximo día 2 de octubre se celebra la procesión de la Santísima
Virgen con procesión y rosario por los lugares que viene siendo
costumbre»...”
El consistorio respondía: “...«Con el fin plausible de evitar en
el vecindario toda desavenencia que con
motivo de la carrera, que recorrerá la procesión pudiera ocurrir,
teniendo en cuenta que la misma se estableció por primera vez en
1880, y que se dirigía saliendo de la Iglesia de San Nicolás,
Altamira, siguiendo por la calle San Nicolás a la de Arechondo, y
volviendo por esta hacía la Iglesia. Que en el presente año
transcurra saliendo desde la Iglesia, por la calle Tetuán hasta un
punto próximo al nuevo Casino, donde dando la vuelta por la
carretera vuelva a la expresada Iglesia, y que en los próximos años,
mientras no se establezca otra procesión, además de las tres que
están en uso, alterne cada año la procesión del rosario por ambos
recorridos que quedan demarcados»…”
La procesión transcurrió por el recorrido indicado por el
consistorio la tarde del domingo 2 de octubre de 1881 con asistencia
del Alcalde D. Manuel de Zalduondo.
En
la próxima entrada veremos cómo un
grupo importante de vecinos se unía en torno a la reivindicación de
que se construyera el camino que enlazaba San Martín con la
carretera provincial que iba hasta Urduliz; y cómo se recepcionaban
las obras de la nueva Casa Consistorial de San Nikolás.
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