Tras
un breve intervalo para contar que mi Blog ha llegado al millón de
visitantes, continuo con esta serie dedicada a la vida de Getxo
durante el último cuarto del Siglo XIX.
En la entrada anterior veíamos cómo habían desaparecido las circunstancias excepcionales de guerra, y el Ayuntamiento acordaba reanudar la feria de Las Arenas. Hoy veremos cómo la misa que se celebraba en la ermita de Santa Ana desde 1872 hasta 1873, sólo interrumpida durante el periodo de guerra, volvía a reanudarse en diciembre de 1876. Y cómo la noche de Navidad fue motivo de escándalo para algunos algorteños.
Desde
1872 hasta 1873 se venía celebrando misa todos los días festivos en
la ermita de Santa Ana, celebración que corría a cargo del
presbítero D. José E. de Gorrondona, sólo interrumpida durante el
periodo de guerra, que finalizó el 29 de febrero de 1876. El propio
Ayuntamiento decía en diciembre de 1876; “...que
por la gran importancia que va tomando dicho barrio, tanto en
recursos a favor del municipio, como por la afluencia de habitantes y
forasteros, especialmente en tiempo de verano, es necesario que haya
una misa en el citado barrio, al menos los días festivos, y teniendo
en cuenta la larga distancia existente hasta la parroquia de San
Nicolás de Algorta, y que muchas veces la mar no permite pasar a
Portugalete, este Ayuntamiento acuerda que desde el día primero de
enero de 1876, se establezca un cura o capellán para celebrar misa
en dicha ermita…”
Quedaban encargados de dar trámite a dicho asunto D. Alejo y D. Juan
E. de Zalduondo. El capellán nombrado resultó ser D. Cipriano de
Charroalde.
Mientras
era una casa de curioso nombre de Alango “La Flor de San Juan”.
¿Quién sabe si precursora de sus famosas fiestas? En su día fue
habitada por D. Bautista de Eguzquiza, la que daba curso al agua del
caño de dicha heredad. Y lo hacía de la mano de la maestra de Santa
María de Getxo Dña. Francisca de Unzaga, cuyo hermano era el nuevo
habitante de dicha casa.
La
ayuda a los pobres del barrio parece que también era algo de lo que
el Gobernado se preocupaba, porque además de ordenar, fuera
establecida la plaza de facultativo (Médico) para los más pobres,
ya que los mejor dotados por la diosa fortuna, solían pagar los
servicios de los galenos, como si fuera una igual de las de hoy día.
Para
finalizar el año, la noche de navidad era motivo de escándalo para
algunos algorteños. Sucedió que las rondas nocturnas de algunos
jovenzuelos, y otros no tanto, causaron desazón en los apacibles
vecinos del barrio. Y la autoridad municipal daba orden de que fueran
investigados aquellos: “...abusos
y hechos punibles de la noche de navidad...”
Empezaba
el nuevo año (1877) bajo la alcaldía de D. Juan Manuel de Ugarte,
con una recomendación de: “...los
Diputados a Cortes por las Provincias vascongadas...”
En ella se sugería la suscripción al: “...periódico
La Paz, como baluarte de defensa para nuestras Instituciones
Forales...”
Era éste un periódico Monárquico Constitucional fundado en 1858.
A
mediados de enero de 1877, el consistorio convocaba a la Cofradía de
Mareantes del Puerto de Algorta para que nombrara dos miembros, a
fin de estudiar la reforma de la escritura de convenio entre ambas
corporaciones, que había sido otorgada en 1842. La misma trataba
sobre los arbitrios que tenía que pagar el Ayuntamiento a dicha
cofradía.
El
día 1 de febrero de 1877 se producía una protesta del Ayuntamiento
de Getxo por la forma en que se había llevado a cabo las listas de
quintos: “...En
vista de haberse presentado en esta anteiglesia el día 27 de enero
último D. José Pereiro Lodeiro, como delegado del Sr. Gobernador
Civil de la Provincia, para formar la lista de mozos para la quinta,
y siendo conducidos por la fuerza entre bayonetas a este salón,
todos los individuos de este Ayuntamiento incluido el Alcalde,
permanecieron como testigos mudos de aquel alistamiento llevado a
cabo por el Delegado...”
Aquel hecho motivó que se levantara un acta de protesta ante el
notario D. Ignacio de Arias: “...En
la Anteiglesia de Guecho a 27 de enero de 1877, ante D. Ignacio de
Arias notario del colegio del territorio de la Excelentísima
Audiencia de Burgos, hallándose presentes los testigos que
comparecen en este acto: D. Juan Manuel de Ugarte y Zuazo, acompañado
de los demás señores del Ayuntamiento y con la presencia del Sr.
Delegado. El Sr. Alcalde causó protesta de este acto que el Sr.
Delegado se propone llevar a efecto. El Ayuntamiento accedió a ello
bajo la presión de la fuerza, salvando toda responsabilidad de los
dependientes del municipio y de los señores curas párrocos, que
defienden los derechos de este pueblo. Siendo testigos presenciales
de todo D. Juan Antonio de Ibarra y D. Justo de Barrenechea vecinos
de este Pueblo...”
Más tarde, en marzo, tuvieron que enviar al Gobierno Civil al correo
peatón D. Antonio San Martín, a recoger “bolas y globos” para
realizar el sorteo de mozos de remplazo.
En
febrero de ese año los ganados pastaban libremente por el termino
denominado “Saratestegui” (probablemente se referían a la zona
actualmente denominada Satistegi) hasta el camino que bajaba a la
playa de Ereaga, junto a la casa de D. Ramón de Arecheta, y la zona
de la Avanzada. Temerosos de que pudiera haber algún derrumbe,
debido a lo inestable del terreno, acordaban: “...Prohibir
completamente que ningún ganado ande pastando por en el trayecto
referido...”
El alguacil pasó por los domicilios de los ganaderos informándoles
de tal medida.
Una
de las disputas sobre la atención a los camposantos viejo (Algorta)
y nuevo (Getxo), tengamos en cuenta que estamos en 1877 y que el de
Bostgarrena (el actual cementerio de El Carmen) no fue bendecido
hasta el 30 de marzo de 1908, se produce en marzo de 1877. Dicha
disputa fue protagonizada por el sacristán de Santa María de Getxo
D. Justo de Barrenechea. Una real Orden del 18 de marzo de 1861
otorgaba la custodia de la llaves de los cementerios a los párrocos,
estuvieran construidos con fondos municipales o no. El sacristán de
Getxo demandaba unas cantidades pendientes de pago por parte del
consistorio y aducía lo siguiente:“…El
camposanto nuevo fue ejecutado a instancias del Sr. cura párroco de
Santa María de Guecho. Negando que en su construcción haya tomado
parte alguna el Ayuntamiento de Guecho. Que el 29 de julio de 1869
acudió el cura párroco al Ayuntamiento, para manifestar que el
cementerio estaba concluido y bendecido, y que podía ya ser
inspeccionado por parte de las autoridades municipales...”
Mientras que el Ayuntamiento demandaba al cura de Getxo que:
“...Manifieste
si el cementerio se ha construido con fondos de piedad particular.
Qué cantidad de terreno se destina a territorio común gratuito. Qué
cantidad se destina, que según el reglamento que se aplica, lo
convertiría en un cementerio de pago…
El
Sr. cura párroco no contestó a aquellas preguntas y el sacrista Sr.
Barrenechea acudió al consistorio reclamando que se le abonara el
aumento de la dotación como encargado del nuevo camposanto. El
consistorio, al no constarle que el enterrorio del nuevo camposanto
fuera público y gratuito, contestaba al sacristán que no siendo
suyo el camposanto, podía tomar en consideración su petición...”
En
la próxima entrada veremos la llegada del Sr. Obispo a la iglesia de
San Nicolás de Bari de Algorta, abril de 1877 para suministrar la
confirmación a los niños de Algorta. Y cómo, con la llegada del
mes de julio, las fiestas eran el elemento de distensión de la
juventud y forasteros que acudían a la playa de Algorta.
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