En
la anterior entrada veíamos cómo la misa que se celebraba en la
ermita de Santa Ana desde 1872 hasta 1873, solo interrumpida durante
el periodo de guerra, volvía a reanudarse en diciembre de 1876. Y
cómo la noche de navidad fue motivo de escándalo para algunos
algorteños. En esta veremos la toma de posesión en 1877 del nuevo
Ayuntamiento; la llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolas
de Bari de Algorta para administrar la confirmación y cómo la
llegada de las fiestas del mes de julio eran el mejor remedio para la
distensión de la juventud y forasteros que acudían a la playa de
Algorta.
El
primero de abril de 1877 tomaba posesión el nuevo Ayuntamiento,
nombrando Alcalde a D. Marcos de Uria y como tenientes de alcalde a
D. José Ramón de Arecheta y a D. Juan José de Ibatao. Curiosamente
entre los regidores aparecía un menor D. Manuel de Uria. Nombrándose
como Sindico al segundo regidor D. Antonio Arrigunaga.
La
llegada del Sr. Obispo a la iglesia de San Nicolás de Bari de
Algorta, en abril de aquel año, para administrar la confirmación,
dejaba perlas como: “...Acuerda
este Ayuntamiento que cuando venga dicho Prelado asista la
corporación a recibirle: Que se ponga aseada. Que durante la
estancia de este señor y sus acompañantes si hubiera que servir
alguna comida o refresco sea por cuanta de los fondos municipales…”
Así mismo se abonaban a la banda de música 160 reales para recibir
al Obispo. Al parecer el séquito del Obispo provocó unos gastos de
707 reales de vellón.
Mientras,
era el estado de algunas calles de Algorta el que llamaba la atención
de D. Juan Antonio de Basagoiti, quien se quejaba del: “...Mal
estado en que se encuentra el camino carretera de Arechondo, así
como el poco aseo de la calle del Puerto y parte de Tanger (hoy Ribera), en las que, sobre todo en el Puerto, se
depositan inmundicias...”
El consistorio colocaba un bando: “...Prohibiendo
dar comida y andar sueltos los cerdos, y que a los vecinos del Puerto
se les recomendara tener aseados los frontis de cada casa...”
Pero también estableció una multa, en octubre de 1877, para evitar
que las tocineras quemaran los cerdos en la cuesta de bajada al
Puerto (Arechondo).
El
2 de junio de 1877 era nombrado por el Gobernador Civil, como
expendedor de tabacos, con el N.º 44, D. Juan Bautista de Elortegui.
A
mediados del mes de junio de 1877, el Ayuntamiento de Getxo ordenaba
al maestro de obras D. Francisco Ciriaco de Menchaca: “...dirigirse
con sus credenciales a la Administración de Bienes Nacionales de la
provincia para sacar copia de los planos de edificación de los 40
solares de Las Arenas…”
Llegado
el mes de julio las fiestas eran el elemento de distensión de la
juventud y forasteros que acudían a la playa de Algorta. El
consistorio habilitaba la campa de la Avanzada, para que durante los
días festivos, si el buen tiempo lo permitiera, celebrar bailes en
ella. Cuando el tiempo, por lluvioso, no lo permitía, los bailes se
celebraban en la plaza de Algorta. La actitud de los jóvenes, que
eran quienes pagaban de su bolsillo la música, cumplían una doble
función, la de divertirse y la de atraer a forasteros, cuya
presencia ayudaba a las arcas municipales. El tamborilero seguía
siendo el alma de las fiestas. La festividad de San Nicolás en julio
de 1877 era celebrada con romerías en Algorta: “...que
las fiestas de San Nicolás sean dos, los días 11 y 12 de Agosto,
como era costumbre antes de la última guerra...”,
decía en consistorio. Incluso la escuela de niñas pobres de la
plaza era utilizada para servir refrescos durante las fiestas, pero
no solo para eso, ya que las pequeñas también formaban parte de la
festividad religiosa. El Ayuntamiento acordaba que acudieran, junto
al maestro, a la misa mayor. Para dar más boato a las fiestas, en su
vertiente religiosa, el Ayuntamiento aportaba dinero para que el
párroco de San Nicolás trajera un predicador, a quien pagaron 44
reales de vellón. Aquellas fiestas costaron a las arcas municipales
la cantidad de 2.209 reales de vellón.
El
23 de agosto de 1877, un ciudadano de Bilbao, D. Mariano de la Torre,
solicitaba autorización para instalar tres kioskos para la venta de
periódicos y fósforos y para la publicación de anuncios en los
mismos.
En
septiembre de 1877 mucha gente se quejaba de lo escarpada que era la
ladera de Ereaga para poder acceder a la playa, y lo afirmaba el
Alcalde de Getxo en uno de los plenos: “...una
de las mejores, más cómoda y segura de las playas del mar
cantábrico, como así lo han manifestado los que la han visitado,
para tomar baños de mar, es sin duda la llamada Ereaga…,
pero
hallándose mucha cuesta para subir a la población, sin una vía
para ello, mucha gente, especialmente la que esta algo delicada, se
queja amargamente y con razón, de la falta de un cómodo camino, por
cuya cusa se marcha a otras poblaciones...”
Por lo que el Alcalde exhortó al consistorio a aprobar un acuerdo
para realizar un camino: “…desde
el punto conocido como la carnicería hasta la playa de Ereaga…,
porque si bien es cierto que costará muchos dineros, lo es también
que en no muchos años, con la asistencia de forasteros a los baños,
recuperará el pueblo la suma...”
El proyecto hablaba de un camino peatíl de 12 pies de ancho,
construido con piedra o losa traída desde las canteras de Sopelana.
Iba a ser otra de las obras que se encomendaron al maestro de obras
D. Francisco Ciriaco de Menchaca. Se debía de tratar de un despacho
de carnes que se hallaba entre Manene y Altamira (que aparecía en el
callejero de 1897, cuando se empezaba a construir la casa Uriarte).
Por
otro lado trataba, en ese mismo mes, el consistorio sobre la
contribución de la sal, que para la economía provincial suponía el
3,31% de la recaudación de arbitrios, la provincia (Bizkaia)
aportaba en concepto de impuesto de la sal 139.180 pesetas. A Getxo
correspondieron 1.779 pesetas de cupo. Se acordaba aplicar la misma a
todas las casas abiertas del municipio.
Se
estudiaba en esos días el traslado de la escuela de niños de San
Nicolás a otro local, decían que era debido: “...al
gran número de alumnos que a ella concurren, a la falta de higiene y
aire que requieren esos locales, pasando los niños al local contiguo
destinado a niñas, y trasladar estas al nuevo edificio titulado
Escuela de Naútica, mientras esta no se establezca...”
Y que la escuela, que hasta entonces era mixta pasara a ser solo de
niños.
Las
canteras proliferaban por todo el municipio, tanto en la Galea, como
en la Avanzada y en Aiboa. Precisamente este último punto era del
que trataban en septiembre de 1877, ya que le era concedida la
concesión de extracción de piedra: “...en
el termino de Aiboa o Alangüetas al cantero D. Ignacio de
Arruabarrena...”
El
27 de septiembre de 1877 se acordaba solicitar copia al Gobierno
Civil de la Administración de Bienes del estado, de los planos de
los solares edificados en Las Arenas.
En
la próxima entrada veremos los problemas de las comunicaciones
escritas en el municipio. Y cómo el intento de venta de un terreno
denominado “San Martín”, provocaba un pequeño litigio en el que
tuvo que intervenir la Iglesia.
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