En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX veíamos como, a mediados de junio de 1897, los propietarios de las casetas de baño de la playas del municipio comenzaban a instalarlas en las playas.
Seguía el pleno municipal de Getxo del 23 de junio de 1897 y en el mismo, entre otros asuntos, se trataba sobre una instancia de un industrial vecino de Getxo, que tenía como actividad machacar piedra de Arrigunaga para uso en las obras municipales: “...Se da cuenta de una instancia de D. José Izcoa, vecino de esta, referente a la piedra machacada en el punto de Arrigunaga para este Municipio. Acuerda el Ayuntamiento se manifieste a dicho Sr. Izcoa que amontone la piedra machacada para que se pueda proceder a su medida en cantidad superior a los 52 metros cúbicos, que han sido controlados por la Comisión de Obras de este Ayuntamiento, en dicho punto de Arrigunaga...”
En el mismo pleno, también se daba cuenta de los pagos que a la Escuela de Náutica de Algorta se venían realizando desde hacía años: “...Se abonen a Dña. Francisca Zalduondo, viuda que fue de D. Juan Dourte, 2.500 pesetas como subvención de la Escuela de Náutica, correspondiente al 2º trimestre del presente año económico de 1896-1897...”
Aquel año las fiestas de San Juan, estábamos a 24 de junio, y según relataba la prensa las mismas habían contado con un tiempo de bonanza, por lo que la víspera en nuestro entorno, en Bilbao, las celebraciones habían facilitado que las gentes jóvenes se divirtieran y bailaran al rededor de las hogueras: “...La fiesta de San Juan es continua danza que da comienzo en las primeras horas de la madrugada y es acompañada del chocolate, churros y aguardiente, en las campas de, Iturrigorri y La Casilla, y tiene su término en Sondica. Lo espléndido del tiempo ha contribuido principalmente a que se celebre con gran animación y alegría la verbena de San Juan. Primero en la fuente de Iturrigorri y luego en la Casilla, la gente joven bailó, de lo lindo a los acordes de la música de viento, de los pianos de manubrio y de las guitarras. En las mimas se hizo un buen consumo de comestibles y bebestibles, y no hubo que lamentar ninguno de esos sucesos que constituyen la nota desagradable de las diversiones populares...” Pero la prensa daba una de cal y otra de arena en las referencia a estas fiestas, respecto del tiempo reinante: “...A eso de las seis de ayer tarde nublose de pronto el cielo de gruesas nubes, cayendo algunas gotas de lluvia en el casco de Bilbao; pero allá en el mar, junto a la Galea, parece que la cosa fue más seria, pues cayó una fuerte granizada, que felizmente duró poco tiempo...” Incluso en las concurridas fiestas de San Juan de Sondica llegó a caer alguna gota. De algunas costumbres de la época daba cuenta el mismo diario: “...La fiesta de San Juan es continua danza que da comienzo en las primeras horas de la madrugada acompañada del chocolate, churros y aguardiente, en las campas de Iturrigorri y La Casilla, y tiene su término en Sondica, con los últimos tragos de la clásica limonada, en tanto que las sombras de la noche, van envolviendo al valle en su penumbra y se oyen los apagados ecos del tamboril invitando a la retirada...” Y ya estaban cercanas las fiestas de San Pedro y San Pablo en Deusto y Lujua. (El Nervión del 24 y 27 de junio de 1897).
El banco del N.E. del Abra, seguía dando guerra, y como consecuencia de esos cúmulos arenosos depositados a la entrada del Abra, algún vapor quedaba varado dentro de la barra, junto al muelle de hierro de Portugalete: “...Al entrar en nuestro puerto, en la marea de esta tarde, el Vapor inglés «Queen», ha quedado varado en el banco del N.E., en la parte de dentro de la barra y del muelle de hormigón del muelle metálico de Portugalete; el remolcador «Bilbao», que ha acudido a su auxilio, no ha podido conseguir ponerlo a flote, por más esfuerzos que ha realizado, pues ha rotó un remolque al realiza los trabajos de rescate...”(El Nervión del 25 de junio de 1897).
Llegaba ya el verano, y las prendas que más tarde se iban a usar en la playas eran anunciadas por la prensa bilbaína, así como los refrescantes helados para suavizar la canícula: “...A los bañeros y bañistas en Ascao, 2, encontrarán surtido de trajes, Capas y Sábana rusas para baño. En el acreditadísimo café de Barrera se sirven, desde hoy exquisitos helados, se sirven también a domicilio por encargo...” (El Nervión del 27 de junio de 1897).
Algunos datos que acompañan este artículo, a pesar de no pertenecer a nuestra Anteiglesia, me parece necesario recogerlos para ambientar algunas costumbres de la época. Así, mientras el Tranvía Eléctrico ampliaba sus líneas por la Villa bilbaína, la prensa hablaba sobre las costumbres religiosas en esa misma población: “...La Compañía del Tranvía Eléctrico de esta villa, se propone ampliar su red por varías de las calles del Ensanche, con el objeto de prestar sus servicios a aquel numeroso vecindario.
La procesión del Sagrado Corazón, de Jesús se verificó ayer en medio del orden más perfecto, a las seis de la tarde salió esta de la iglesia de la residencia de los Padres Jesuitas, abría la marcha una sección de cazadores de a caballo, las señoras portaban velas encendidas formando dos larguísimas filas, el número de mujeres que asistieron, seguramente no bajaría de 2.000. A continuación iba el sexo fuerte muy bien representado, aunque no tan numeroso. Formaban parte de la comitiva religiosa un grupo de niñas vestidas de blanco, el dignísimo arcipreste, señor Castañares, llevaba bajo palio la sagrada forma, a cuyo paso, se prosternaba respetuosamente el numeroso público que se hallaba agolpado en toda la carrera. La banda municipal qué formaba en primer término, ejecutó durante el trayecto escogidas. Cerraba la procesión la banda militar de Garellano con la banda de cornetas un piquete del citado cuerpo, una parte del cual dio la escolta al Santísimo. En los altares que se colocaron en varios sitios, por donde pasó la procesión, se detuvo esta, cantándose en todos ellos, por la capilla de los padres Jesuitas, los motetes de rúbrica...” (El Nervión del 28 de junio de 1897).
Como todos los años al llegar el verano algunos acaudalados vecinos de Algorta retornaban a su pueblo: “...Acompañado de su familia llegó ayer al pueblo de Algorta procedente de Santander, D. Antonio Basagoiti, quién se propone pasar la temporada de verano en tan pintoresco pueblo...” (El Nervión del 29 de junio de 1897).
Aquel día de finales de junio de 1897 la bahía del Abra veía pasear por sus aguas uno de los yacht de vela más elegantes de la época, y a bordo del mismo iba uno de los prohombres navieros de la época: “...El señor Sota, acompañado de varios amigos, salió hoy a hacer una excursión marítima a bordo de su nuevo yacht de vela «Goizeko-Izarra»...” (El Nervión del 30 de junio de 1897). El «Goizeko-Izarra» fue un yate de vapor, la mayor unidad de recreo del Estado, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, que perteneció a la familia de D. Ramón de la Sota y Llano.
Eran aquellos, tiempos en que la moda y los contactos comerciales y políticos aconsejaban a algunos hacendados utilizar aquellos servicios de los Establecimientos de Baños para hacer arreglos comerciales. En nuestra Anteiglesia, además de los locales “Baños de Mar Bilbaínos” de Las Arenas y “La Perla” en Ereaga, existieron a lo largo de la geografía Bizkaina otros de muy demandados por ese tipo de gentes, tales como: “...El Balneario de Zaldivar de Aguas Sulfuro Salino-Alcalinas; el Hotel y Baños de Mar en la Isla de Charramendi provisto de baños templados y duchas situado a escasos 100 metros de Perdenales; los Baños Viejos de Elorrio de aguas sulfurado-cálcicas (variedad carbónicas con hierro y manganeso); el Balneario de Elejabeitia de aguas sulfurosas sódicas nitrogenadas; los Baños y aguas sulfurosas de Echano; los Baños de Villaro de aguas sulfidratadas y sulfídrico frías; los Baños Termales del Molinar de Carranza de aguas cloruro-sódicas, carbonatadas y nitrogenadas. Además de otros, como los Baños de Mar Calientes del Pabellón Balneario de la playa del Salto de Portugalete...” (El Nervión del 28, 29 y 30 de de junio de 1897).
En la próxima entrada de esta serie veremos como tomaban, en el Ayuntamiento de Getxo, posesión de sus cargos los nuevos ediles salidos de las elecciones del 9 de mayo de 1897.
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