De como nos veía la prensa bilbaína y como llamaban a la Anteiglesia de Getxo, nos da idea una de las cartas que a la misma se dirigían a finales del Siglo XIX.
No es nuevo, que muchas veces, por la preponderancia de alguno de sus barrios, confundieran al más desarrollado con Getxo. Cosa que causaría deseos de desanexión en alguno de ellos, como sucedió con el barrio de Areeta-Las Arenas. Como decía en mi entrada del 18 de noviembre del 2013, en mi entrada «Los Intentos de Segregación de Areeta-Las Arenas»: “...El barrio de Areeta-Las Arenas, no sólo tuvo una canción independentista para segregarse de Getxo, si no que en 1880 tuvo un primer intento, promovido en las Cortes, por D. Eduardo Aguirre. Aquella canción, quizá recogiera el espíritu de la propuesta de quien la formuló en 1880. Pero su letra, con un mucho de humor y retranca, sí tenía deseos secesionistas: «El pueblo de Las Arenas, que a Getxo no pertenece, le vamos a gobernar de manera independiente. Alcalde Simón Ugarte y secretario Batelera. Serenos Silbote y Manta; y de alguacil Irineo y a Lasuen, y a Mendia, para que el pueblo ande bien, por si acaso hay viajeros sospechosos en el tren. Y Don Pedro de Oliver, de recaudador de multas, y la Casa Ayuntamiento será la tasca de Lucas».
Pues bien, en 1883, una semblanza del barrio era recogida, precisamente por algún ciudadano de uno de sus barrios “Algorta”. Decía aquella epístola dirigida a uno de los diarios de mayor tirada en la Villa de Don. GUECHO: “... Esta anteiglesia la constituyen tres barrios bastante extensos, que casi podían calificarse de tres pueblos, tanto más por las costumbres tan diferentes de sus respectivos pobladores. En uno de sus barrios, propiamente el mismo Guecho, en su generalidad sus pobladores se dedican a la labranza, muchos de estos después de retirarse de la navegación.
El otro barrio, o sea la feligresía de Algorta, es el más poblado de los tres; siendo a día de hoy quien da vida a la anteiglesia; sus moradores compuestos por intrépidos e inteligentes marinos que han cruzado todos los mares conocidos, como por instinto se retiran, como el ave envejecida a las inmediaciones del nido desde donde salió su primer vuelo, para concluir su existencia en ese pueblo o barrio: El retiro de esas aves que, saliendo del Puerto de Algorta en botes o lanchas, han extendido su navegación por los inmensos mares para después de cierto número de años refugiarse al pueblo a vivir en el retiro y el descanso de la azarosa vida del navegante; así es que este hábito de intrépidos marinos les hace que sea esta tan distinta de la del pausado y sistemático labrador.
El tercer barrio, Las Arenas, denominación derivada por los arenales donde están asentada esta población, en ella son sus pobladores tan varios y de tan distintas procedencias, que no es posible clasificar sus hábitos y costumbres.
El municipio o Ayuntamiento de este pueblo se denomina de Guecho, y está en su mayor parte compuesto por los habitantes de Algorta; tiene ese espíritu de expansión, ese hábito de progreso, esa inclinación a imitar lo mucho que han visto; y esto les sirve para que el pueblo en pocos años haya avanzado extraordinariamente; y son tales los provectos que tienen concebidos los concejales que componen el Ayuntamiento actual, que si los realizan dejarán memoria para los tiempos venideros. Proyectase un gran puerto, para el cual pronto se practicarán los estudios; el relleno y desmonte de varios terrenos, con el objeto de hacer una esplanada; la traída de aguas abundantes y de buena calidad, con un crecido número de fuentes, y un camino que llevará a Arrigunaga, sin genero de duda al mejor punto para tomar baños de mar.
En cuanto al primer proyecto que he señalado, no sé que ventajas podrá redundar sobre el interés del capital que se invertiría; pero no hay duda que, como inteligentes marinos, no se les puede disputar la competencia en este terreno. El relleno y desmonte ya no es un plan tan vasto; y como esta clase de trabajos es tan vulgar que hasta a los más legos nos es permitido tratarla, diremos que es muy sencilla su ejecución, no de gran coste; pero para hacerlo con más economía, en primer lugar, ya que no está en el escalafón de proyectos, bueno seria pensar en las alcantarillas maestras, y con las excavaciones que de ellas resultara, llenar las depresiones de los terrenos que ahora intenta rellenar el contratista que toma una obra de esta naturaleza, fijando el lugar que se le señale para el trasporte de tierras sobrantes, y que le vendrían muy bien todas las ondulaciones que se le señalaran. Además, ya que toda la extensión de estos terrenos que se quieren terraplanear son de particulares, que cada uno los haga a su gusto; en todo caso, al que le sobre la tierra, se le podrá permitir que la eche a otro solar que le haga falta, y así recíprocamente, entendiéndose los dueños, podrán arreglarse más a su gusto, y el Ayuntamiento tendría de este modo ese desembolso de menos que hacer; pero esta no es una obra de gran necesidad por ahora.
El camino a Arrigunaga es de menor coste y más necesario, ya que es un camino público en el cual los ayuntamientos deben cifrar sus ideas y llevarlas a cabo; estos son planes de bien general, diferentes del anterior, con el que solo saldrían beneficiados los dueños de aquellos solares.
Sobre el otro, el de la traída de aguas abundantes y de buena calidad, corren versiones muy distintas sobre dicho proyecto: Hay quien dice que es imposible su traída; quienes afirman que costaría más de 40.000 duros; otros que afirman que no se puede quitar a los molinos dicha agua; otros, en fin... En resumen que ven imposible su ejecución.
Yo soy lego aún en este ramo; pero he oído que una empresa se propone traer el agua y distribuirla en la población creando unas catorce fuentes por 25.000 duros; y como desconfían los del pueblo que pueda esta cumplir su cometido, ha propuesto no cobrar ni un céntimo hasta que se vean las aguas correr por el pueblo de Algorta. Esta empresa ha hecho los estudios a su costa y asegura ser fácil la traída de las aguas; sobre todo si es cierta su proposición, con la condición que establece de no cobrar nada hasta que las aguas lleguen al pueblo. Se les achaca que no son facultativos los que han hecho los estudios.
Se me olvidaba decir que la última fuente la señalan en el punto de la Avanzada, desde donde con poco más coste se podría abastecer al barrio de Las Arenas.
A los actuales concejales no se les puede tachar de negligentes; antes por el contrarío, son hasta muy activos; sólo se oye tacharles de elegir los proyectos menos necesarios con gran furor, como el de los terraplenes, al cual se opone casi todo el vecindario, y prefieren el de la traída de aguas, como de urgencia mayor aquellos se oponen. En fin, el año pasado han probado prácticamente la escasez del agua, y los forasteros que han estado en baños, en lugar de gastar su dinero recreándose lo han echo sacrificándose y padeciendo la sequía. Estos proyectos son cuestión de apreciación o de gusto, es decir, que hay quien considera que las grandes explanadas, aunque sean reducidas a árido suelo, como el desierto de Sahara, son mas convenientes y pintorescas que la linda Venecia convertida en un ameno y delicioso vergel...” (El Noticiero Bilbaíno del 25 de abril de 1883).
De algunas de aquellas obras, de las que se trataba la carta dirigida al Noticiero Bilbaíno, ya se hablaba desde hacía muchos años antes:
En el pleno del 24 de julio de 1879 se decía sobre la necesidad de un camino que desde Algorta condujera a la playa de Arrigunaga, en vista de que como el verano y las playas atraían al los forasteros. Por los que acordaron que se realizara: “...Un camino peatil a la playa de Areachu cerca de Arrigunaga, y que se haga de coste barato, con los camineros de la población, nombrando administrador de las obras al regidor D. Francisco de Uriaguereca...”
Sobre la escasez de agua se decía en el pleno del 17 de junio de 1875: “...Hízose presente que en esta población escasea mucho uno de los artículos de primera necesidad que es el agua...” Por lo que decidieron aprovechar un pequeño manantial próximo a la casa de D. José Ramón de Arecheta, y realizar una fuente para el consumo del vecindario. Por aquellos días decidieron construir fuentes en Ereaga y Arrigunaga.
Sobre la traída de aguas, en el pleno municipal de Getxo del 13 de septiembre de 1883, el Ayuntamiento trataba sobre dicha traída de aguas potables al municipio.
A principios de junio de 1884 se informaba en el pleno municipal de la aprobación, por parte del Ayuntamiento y Junta Municipal, del proyecto presentado por el ingeniero D. Laureano Gómez Santa María, para la traída de aguas a la población; “...«Desde los manantiales de Berango, Basarte, Achabale y Jauncoerreca, situados en los montes, de la jurisdicción del inmediato pueblo de Berango»...”
Otra de las obras que se mencionaba en aquella carta, la del nuevo Puerto, iba a ser realidad unos pocos año más tarde: “...El 18 de agosto de 1887 el pleno municipal de Getxo trataba, a solicitud del regidor D. Mateo Ajuria, uno de los asuntos que venía para modificar el aspecto exterior e interior del Abra, su Puerto exterior. La construcción del Puerto, obra del D. Evaristo Churruca, a su regreso de la Habana en 1873, tras hacerse cargo en 1877 de la construcción del mismo y la canalización del río Nervión. Obras estas que finalizaron en 1904...”
Muchas obras iban a ver la luz para la mejora de la Anteiglesia de Getxo, de ellas ya he hablado en mi relato de los “Aconteceres del último cuarto del Siglo XIX en Getxo”. Pero así era como nos veían y hablaban sobre nuestra Anteiglesia en esos años de 1883.
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