jueves, 7 de mayo de 2020

ACONTECERES DEL ÚLTIMO CUARTO DEL SIGLO XIX EN GETXO -162-



En la anterior entrada veíamos cómo una de las sociedad recreativas de Las Arenas, el Casino, animaba los veranos del barrio.

En julio de 1892 abría de nuevo sus puertas de la temporada de verano el establecimiento de Las Arenas “Baños de Mar Bilbaínos”, anunciaba su apertura con la siguiente nota de prensa: “...Este acreditado Establecimiento, en el que se han introducido importantes mejoras, queda abierto al público el Domingo 3 de Julio, siendo las horas do comida en mesa redonda a la una de la tarde y ocho y media de la noche...” Las reservas había que realizarlas dirigiéndose a D. Andrés Larrazabal. Y es que desde hacía ya días venían desembarcando en la Estación del Norte viajeros habidos de las brisas del Cantábrico: “...Que cuando saltan al anden lanzan un suspiro de satisfacción, como si hubiesen llegado al término del calvario. En los balnearios y las fondas se leen estos días con sumo interés telegramas que son señal de que ha comenzado la desbandada hacia el Norte, cuyas playas y balnearios, mientras se espera su llegada. Este año esa multitud de pueblecitos que van desde Las Arenas a Fuenterrabia serán la atracción de los visitantes...” Este era el ambiente que la prensa pintaba a la llegada del estío !Claro que otra de las razones de aquella huida masiva era el temor al cólera, que en Paris ya dejaba ver su patita negra!.

El 8 de julio de 1892, el Tranvía de Bilbao a Las Arenas y Algorta, que así se llamaba, ofrecía en el diario “El Nervión” su balance de resultados: “...Tenía en su activo 1.607.210,30 pesetas y en su pasivo la misma cantidad...” (Ver cuadro superior).


Por aquellos días pasaba, como era su costumbre todos los veranos, unos días entre nosotros el Senador Vitalicio D. Martín de Zavala y Andirengoechea por la provincia de Vizcaya, en el hotel “Baños de Mar Bilbaínos” de Las Arenas.

Ese mismo 8 de agosto de 1892 el Ayuntamiento de Getxo sacaba a subasta, por el sistema de pliegos cerrados, la ejecución de las obras de alcantarillado de Las Arenas bajo la base de 20.535 pesetas.

El 14 de julio de 1892, la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia realizaba obras en el paso sobre el río Gobela en Las Arenas. En la prensa local se hablaba sobre lo que dichos medios llamaban “Obstruccionismo” de una Ley que el diario “El Noticiero Bilbaíno” consideraba importante para la provincia y para todo el estado. Se trataba de un Proyecto de Ley que ya había sido aprobado por el Senado, referido a la elevación de las tarifas de los ferrocarriles, de la que decía el diario: “...Para el fomento y desarrollo de la industria siderúrgica, y por tanto para dar ocupación a miles de brazos...” Y que estaba en el Congreso pendiente de su aprobación; decían respecto de las consecuencias de la elevación de las tarifas que: “...Las minorías del Congreso dicen que la elevación de las tarifas beneficiará a las empresas del ferrocarril, en perjuicio del País. Pero esto no es exacto porque se refiere dicha subida a las expediciones en gran velocidad, que son las menos numerosas y menos importantes, y en cuanto a los viajeros, solo tendrán que pagar el mayor coste las clases pudientes, las que viajan con lujo y con toda clase de comodidades...” El día 12 de julio, el mismo diario informaba de una gran movilización de los obreros del la cuenca del Nervión, la cual se había producido la víspera y que a decir de los protagonistas era consecuencia del bloqueo de las minorías republicanas. En aquella gran movilización que en opinión de la editorial se debía: “...No tenía otro objeto que ejercer el derecho de petición para que las minorías cesaran en su posición obstruccionista...” Los trabajadores de ambas márgenes de la ría, los de Las Arenas y Algorta utilizando el tranvía y ferrocarril se dirigieron a Bilbao. Allí, junto a los otros trabajadores del resto de la cuenca del Nervión, dirigían un telegrama al Presidente del Gobierno Páxedes Mateo Sagasta en el que decían: “...Los obreros y obreras de una y otra orilla del Nervión, alarmados con lo que está pasando en el Congreso de los Diputados, le manifestamos que las industrias del hierro y el acero están muy escasas de trabajo, lo que provoca que nuestros escasos ahorros se van consumiendo, y vemos venir con espanto un triste invierno. Sin embargo, si esa Ley se aprobara esa pavorosa situación podría trocarse en próspera...” La Diputación Provincial se sumó a aquella petición.


Pero otras eran también las inquietudes de los habitantes de Algorta relacionadas con la llegada de los veraneantes que ayudaban a mejorar sus economías. Algunos propietarios anunciaban en la prensa el alquiler de habitaciones para los bañistas: “...Se alquila habitación, por temporada o por año, espaciosa, amueblada o sin amueblar, con vistas al mar, enfrente del casino. Para informes dirigirse al Café la Unión, frente al Casino de Algorta...” Entre los anunciantes estaba la “Fonda San Ignacio” de Algorta regentada por Dña. Josefa Uribe. Otro tipo de negocios, que en ese 14 de julio de 1892, venían a llenar la actividad de este barrio fue la empresa “Onagoitia y Compañía quien solicitó autorización para: “...Instalar con la maquinaria correspondiente una fábrica de bebidas gaseosas contra el camino que desde Amesti conduce al Colegio de D. Juan Dourte en Algorta...” El consistorio autorizaba realizar dicha instalación.

La música era otra de las actividades que se veía incrementada por la llegada del verano: “...En nombre de la junta directiva de la Sociedad Coral “Orfeón Algorteño”, D. Román Ibizate, solicita poder hacer sus ensayos en el local donde se reúnen los músicos...” El Ayuntamiento daba luz verde a aquella solicitud con la condición de que: “...Los ensayos tendrán lugar por las noches cuando no esté reunida la Banda de Música, alternándolos con ésta para evitar cuestiones...”

La llegada del verano y la gran afluencia de visitantes también afectaba al barrio de Las Arenas. Su plazuela, la del puente, era demandada por los vendedores ambulantes, que en ella plantaba sus quioscos con autorización municipal. Entre aquellos vendedores estaba D. Carlos Olea, vecino de Bilbao, quien vendía “galletas finas”, D. Juan Callizo y otros vendedores.

En esas mismas fechas era nombrado por el pleno municipal Inspector Sobrestante D. Gregorio Arruabarrena, como responsable de las obras de alcantarillado que estaba realizando en Las Arenas el vecino de Algorta D. Domingo Zubizarreta. El sueldo que se fijaba para dicho cargo era de 4 pesetas por día laborable.


El 14 de julio de 1892 Dña. Felicidad Perpetua de Unibaso y Zabala, solicitaba una certificación para poder inscribir la casa denominada “Tatoena Nueva” en el registro de la Propiedad. La edificación había sido erigida por su madre política Dña. Francisca Astorquiza, para entonces ya fallecida.

En pleno del 14 de julio de 1892: “...El Ayuntamiento de Guecho decidía dividir el Pueblo en tres secciones para la designación de vocales asociados...” Con esa división el municipio quedaba conformado de la siguiente manera: “...Cinco miembros por la 1ª Sección, cuatro por la segunda y dos por la tercera. Quedaban encargados de formar las listas los concejales Sres. Inchaurtieta y Azcorra...”

En el pleno municipal del 21 de julio de 1892 se daba cuenta de un oficio de la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia. En él se hablaba sobre el paso del Gobela: “...Hemos recibido un oficio relacionado con el paso o vado del ferrocarril en el río Gobela, el cual se está ejecutando. Acordamos enviar dicho oficio a los quejantes de aquel paso, D. Mathías Romo y otros propietarios interesados de Las Arenas, Lamiaco y al Ayuntamiento de Lejona. El Ayuntamiento de Guecho, una vez reconocido el paso, emitirá un informe…”

En la próxima entrada de esta serie veremos cómo se iba a extraer tierra del monte de Aiboa para emplearla en el ferrocarril de Las Arenas a Plencia.

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