En
la anterior entrada veíamos cómo el municipio iba creciendo y eran
muchos los forasteros que residían en Getxo sin estar inscritos en
el padrón municipal.
El
22 julio de 1886, la fuente y lavadero que existía en Azkorri
presentaba muy mal estado, debido a que las tierras de algún
promontorio que se hallaba en sus inmediaciones habían caído sobre
ellos. El consistorio acordaba acometer su reparación a fin de que
los vecinos pudieran surtirse de agua y lavar sus ropas.
Algún
vecino trataba de evitar los impuestos municipales. Era el caso del
Jefe del Semáforo de la Galea, que justificaba su negativa en el
hecho de ser militar: “...D.
Miguel Morales, Jefe del Semáforo de la Galea de esta jurisdicción,
solicita se le exceptúe del pago de impuestos a varios artículos de
consumo, por considerarse militar el exponente...”
El pleno, tras estudiar el temas, decretaba: “...En
vista no obstante de lo dispuesto en sesión de 9 de noviembre de
1882, que dejó sin efecto el Reglamento establecido por la
Diputación Provincial del 24 de abril de 1884, en cuyo artículo se
establece que: “Ninguna persona, corporación, ni establecimiento
cualquiera sea su clase, disfrutará de exención total ni parcial
en el pago de los derechos establecidos”, no procede dicha
solicitud...”
En
esas fechas, las fiestas de Santa Ana en el barrio de Las Arenas
resultaron beneficiosas para las fuerzas públicas, ya que el
Ayuntamiento de Getxo establecía que: “...Se
abonen 3 pesetas al día a cada individuo de la Guardia Civil y
Miñones que concurran o permanezcan en el barrio de Las Arenas a
disposición de la autoridad local, con motivo de las fiestas y
romerías de Santa Ana y su octava...”
Fiestas que se celebraban en torno a la ermita de la santa, y por
las noches en la Plazuela de Las Arenas (actual Bizkaiko Zubia
Enparantza), y que inexorablemente contaban con la banda de música y
los tamborileros.
Eran
los tiempos en que algunos residentes recordaban que en otros lares
se homenajeaba al: “...Hombre
que plantó el primer árbol, construyó la primera casa, el primer
edificio público, allí donde pocos años antes no había ni una
alquería que lo habitara...”
Hablaban de D. Máximo Aguirre. Y ahora ya en el verano de 1886 se
anunciaban las casetas de baños de mar en el establecimiento de D.
Nicasio Román, cuyos abonos para los baños oscilaban entre los 12 y
5 reales. Los bonos se podían adquirir en la administración del
tranvía. Incluían en sus servicios el viaje en tranvía desde
Bilbao y los trajes de baño. Pero sobre todo se anunciaba en la
prensa bilbaína el “Establecimiento de Baños de Mar Bibaínos”
de la familia Aguirre: “...Frente
por frente de Portugalete se ha creado esta estación balnearia, que
cuenta ya con más de cien vecinos. Es, indudablemente, la primera de
Vizcaya. El barrio cuenta con varias fondas y casa de huéspedes, con
una playa segura y muy espaciosa...”
Y
ya para el día 29 de julio de 1886 se anunciaban en la prensa
bilbaína las fiestas de Algorta: “...El
día 31 de julio, San Ignacio: A las tres y media de la tarde
cucañas y juego de la Samaritana en la plaza de San Ignacio. A las
cinco romería en el mismo punto, con asistencia de la banda de
música y tamborileros, y a las diez de la noche se quemaran vistosos
fuegos en la plaza. Día 8 de julio, octava de San Ignacio: A las
tres de la tarde se correrá un novillo embolado en la playa de
Ereaga, por la tarde y noche romería en dicha plaza...”
Aquellos veranos, también el casino Algorteño anunciaba en su
tablón los bailes que comenzaban la noche de San Ignacio y
finalizaban el 1 de septiembre.
El
29 de julio, por fin, se daba cuenta de que la solicitud al Ministro
de Fomento por parte del Ayuntamiento y del Diputado a Cortes D.
Eduardo Aguirre, que habían enviado una carta al Ministro de Fomento
D. Eugenio Montero Ríos solicitando la concesión de una biblioteca,
había tenido una respuesta favorable: “…Se
ha recibido un oficio de Director General de Instrucción Pública,
comunicando haber sido concedida una Biblioteca Popular a este
Ayuntamiento...”
La
Compañía del tranvía, en la época del verano, estableció un
elegante servicio con un Coche-Salón, a las cinco de la tarde entre
Bilbao y Las Arenas, que al parecer, seguramente por el precio, los
viajeros no hacían el uso que ellos habían previsto. Por lo que
enviaron un suelto pagado al “Noticiero Bilbaíno”,
apesadumbrados porque el público no había correspondido a los
sacrificios realizados por la empresa.
Estábamos
en época estival y las competiciones Náuticas llamaban a la puerta.
El día 29 de julio el presidente del “Club Náutico de Bilbao”,
enviaba un oficio al Ayuntamiento de Getxo, con fecha del 22 de
julio, en el que solicitaba la cooperación de nuestros regidores
para la celebración de las Regatas Internacionales en el Abra:
“...El
Club Náutico de Bilbao, solicita la cooperación de su distinguida
corporación para las regatas Internacionales, que según es
costumbre, se celebrarán en el Abra...”
El consistorio de Getxo decidió ayudar a la organización, aportando
125 pesetas de los fondos de imprevistos. Dichas regatas se
celebraron el día 29 de agosto de 1886, con el siguiente programa:
“...Regata
a vela entre embarcaciones de recreo de hasta 15 toneladas con un
recorrido de 6 millas; luego había otras dos regatas, una para
embarcaciones de 5 toneladas y otra para las de 3 a 15; y finalmente
otra entre embarcaciones de Lemanaje, con el mismo recorrido que las
anteriores.
A
primeras horas de la tarde multitud de embarcaciones: vapores de
recreo, remolcadores, lanchas y botes de recreo, lujosamente
empavesados, daban un aspecto pintoresco al Abra. Los muelles de
ambas margenes (Las Arenas, Algorta, Portugalete y Santurce),
aparecían rebosantes con gentes llegadas en tranvías, vapores y
coches desde Bilbao. El jurado, a bordo del remolcador “El Siglo”,
daba la salida a las tres de la tarde. El primer premio, para
embarcaciones de recreo de hasta 15 toneladas, fue ganado por la
Balandra bilbaína “Chirta”; en la de embarcaciones de 5
toneladas fue ganadora la bilbaína “Esperanza”; la segunda serie
quedó desierta; y finalmente en la de lemaje quedó vencedora la de
Santurce; en tercera lugar quedó la embarcación de Algorta...”
A
finales de julio, los vientos y las galernas, que siempre llegaban a
nuestro pueblo por San Ignacio, habían acumulado grandes cantidades
de arena en la vías del tranvía, entre la Avanzada y la Fonda San
Ignacio (que estaba en la cuesta de Suárez “Txomintxu”). El
caminero municipal se encargó de retirarla de la vía acumulándola
en sus laterales, lo que provocó que estas invadieran la carretera.
El consistorio acordó que fueran retiradas por la Compañía del
tranvía.
En
la próxima entrada veremos cómo las fiestas del pueblo se
trasladaban a Andra Marí. Y no obstante a pesar de que el Pueblo
avanzaba y las mejoras en calles y servicios eran ostensibles, las
solicitudes de ayudas de las personas con escasos recursos, seguían
produciéndose.
No hay comentarios:
Publicar un comentario