En
la anterior entrada veíamos cómo en julio de 1884 se editaba un
Bando ante una nueva epidemia de cólera. Y cómo ante la proximidad
de las fiestas, se recibía una comunicación del Gobernador de la
Provincia, denegando la solicitud municipal para correr toros
embolados durante dichas fiestas.
En
1884 los hermanos D. Ezequiel y Eduardo Aguirre eran nombrados,
respectivamente, presidente y vicepresidente de la Compañía del
ferrocarril de Bilbao a Las Arenas. Con
ese motivo una de las maquinas tractoras recibió su nombre.
En
julio de 1884 muchos pueblos de Vizcaya se veían en la necesidad de
cubrir las cargas municipales por medio de repartos o derramas al
vecindario. Ya lo venían haciendo desde años antes. Para imponer y
hacer efectivas esas contribuciones se necesitaba la autorización de
la Diputación Provincial. Era justo en principio ese sistema, pero
también ocasionaba injusticias si el reparto no era acompañado de
un concienzudo estudio de los medios de cada vecino. Al ganado mayor
y menor se imponía, por ejemplo, siete reales por cada cabeza del
primero, y dos por cada cabeza del segundo. Pero a veces no se tenían
en cuenta otros bienes que contribuían a disponer de una verdadera
riqueza, era el caso de las rentas fijas y posesiones. Esto hacía
que algunos hacendados esquivaban los impuestos, mientras que el
resto cumplía religiosamente con el fisco, !vamos, como hoy en día!
Pero no eran todos, ya que por ejemplo la familia Aguirre participaba
con una donación de un terreno de 30.000 pies cuyo valor se estimaba
en tres mil duros, y además aportó seis mil reales en metálico.
Aprovechando
una sugerencia de un lector, desde hoy trataré de situar los
toponímicos, indicando el nombre que tienen en la actualidad, para
facilitar la localización a las generaciones más jóvenes.
El
26 de julio de 1884 con motivo de las obras que se estaban realizando
en el barrio de Las Arenas, que ya he mencionado con anterioridad, la
comisión de los propietarios del barrio, para evitar los equívocos
que había provocado una nota en la prensa el sábado 16 de julio,
publicó en los periódicos locales una excitación dirigida a los
propietarios de aquella localidad: “...con
objeto de que contribuyan con las cuotas que se les ha señalado, las
obras que el ayuntamiento de Guecho está terminando en el barrio...”
La comisión estaba muy satisfecha de las mejoras que el municipio
llevaba a cabo, y que habían merecido la aprobación general de los
vecinos y propietarios.
Algunos
pobres imposibilitados del municipio se veían forzados a ser
atendidos por ordenes religiosas cómo “Las hermanitas de los
Pobres” de Bilbao. Se trataba del segundo asilo para ancianos que
se estableció en la capital Bizkaina en 1879. Era una orden
religiosa de origen francés, que vino a Bilbao después de la guerra
entre Carlistas y Liberales de 1872-1876. El consistorio de Getxo se
dirigió entonces a estas monjas informando y solicitando, para un
vecino de la localidad, de Nombre Mascariano, pero cuyo apellido
evitaré dar: “...«Que
hallándose abandonado completamente y sin recurso alguno, a parte de
las ayudas que le puede dar este municipio, imposibilitado para
andar, con una edad de 87 años, nos dirigimos atentamente a la
Señora Superiora de Hermanitas de los Pobres, suplicándole se
sirva en acoger a la citada persona, a pasar mientras viva en su
asilo»...”
El importe del mantenimiento en el citado centro benéfico, que iba a
ser costeado por el Ayuntamiento ascendía a 2 ó 3 reales diarios.
Mientras
se estaba construyendo la carretera desde Amorotoena, en la calle San
Nicolás junto la plaza de Jardingana (Cuatro Caminos) hasta la
Avanzada (Triángulo). La piedra para dicha construcción (200 m³)
se iba a extraer de la cantera que existía en la ribera de
Arrigunaga, y cuyo precio se estimaba en 6,25 pesetas el m³.
A
finales de agosto de 1884 se sorteaba en acto público los Asociados
que iban a formar parte de la Junta Municipal, rentistas y
propietarios que por su poder económico, coadyuvaban a tomar
decisiones y financiaban en ocasiones las obras para las que el
municipio no disponía de recursos propios. Entre aquellos vecinos
figuraban:
En
la Primera Sección:
D. Antonio Corpión, D. Juan Manuel Learra, D. Marcos Uria y D.
Gregorio Arzubiaga.
En
la Segunda Sección:
D. Irineo Ramón Diliz, D. Pedro Amezaga, D. Francisco Uriaguereca y
D. Eugenio Eguia.
En
la Tercera Sección:
D. José Esesumaga y D. Ramón Videa.
Es
de destacar que en aquella época las mujeres no existían para la
vida política. Pero no sería hasta la llegada de la Segunda
República, en 1931, que lograrían algo tan elemental como el
derecho al voto.
El
3 de septiembre de 1885, ante la epidemia de cólera desatada en las
provincias del reino, el Alcalde de Getxo D. José de Abrarrategui se
dirigía al Gobernador militar de la Provincia solicitando que:
“…Como
punto aislado, ventilado y hallándose al este de la población el
Fuerte las Canteras (Aiboa)…,
perteneciente
al Gobierno, donde no existe fuerza alguna, sería el lugar más
adecuado para establecer atacados coléricos, por cuyo motivo me
dirijo a V. E. rogándole facilite a este municipio el citado fuerte,
para que en el desgraciado caso de que fuese invadido este pueblo de
la epidemia de cólera, se establezcan en el los enfermos
afectados...”
Aclaraba el Alcalde que al finalizar la epidemia el fuerte sería
devuelto al Gobierno Militar. El 13 de septiembre se daba cuenta de
un oficio del Gobernador Militar, en el que se decía: “...sea
entregado a este municipio el Fuerte de las Canteras radicado en este
pueblo con destino a Hospital de Coléricos, siempre que sea devuelto
en el mismo o mejor estado del que en la actualidad se halla...”
El
día 14 del mismo mes se hacía entrega del fuerte, presentando un
inventario elaborado por el cuerpo de artillería. Aquel exhaustivo
inventario describía como era dicho fuerte: Tenía el cuartel un
vestíbulo al que se accedía a través de una puerta de una hoja,
tras un largo pasillo se llega a una sala y desde ella a los
“escusados”, tres dormitorios, dos de ellos de tropa y uno más
para el sargento de guardia; cocina, escuela de oficiales, batería,
cuarto de repuestos militares y una azotea. Quien realizó aquel
inventario parecía dar más importancia a los goznes y herrajes de
las puertas de acceso, que a la descripción y utilidad de las
estancias, ya que estos herrajes eran descritos concienzudamente. El
Fuerte las Canteras paso nuevamente a manos del Gobierno Militar el
día 2 de octubre de 1887. (Expediente
del Archivo Municipal de Getxo: Código 2.4.8.7., Signatura 4548-11)
En el Puerto Viejo de Algorta se construyó un barracón y en el café
“La Marina” de dicho Puerto, se habilitaron dos habitaciones para
los enfermos coléricos procedentes de Santander, que llegaban a
Algorta por mar. En Santa María de Getxo se hablaba de dicha
enfermedad utilizando el termino “Peste” Se celebró un “Te
Deum” el 8 de diciembre, para celebrar el final de la temida
epidemia.
El
3 de septiembre de 1884 se daba fin a las obras de encachado que se
habían realizado frente a la iglesia de San Nicolás de Bari de
Algorta.
El
11 de septiembre, se comentaba por el pueblo que el monarca, tan
valiente él, había declinado la visita a Getxo debido a la epidemia
de cólera.
Y
en esa misma fecha el rematante D. Robustiano Larrondo daba por
finalizadas las obras de la carretera que iba desde las proximidades
del establecimiento de “Baños de Mar Bilbaínos”, propiedad de
la familia Aguirre, hasta la ermita de Santa Ana en Las Arenas.
También se daban por terminadas las obras del despacho de carnes
frescas que había realizado D. Francisco Fullaondo.
En
la próxima entrada veremos cómo en septiembre de 1884 se recibía
la carretera que iba desde Urduliz a Getxo y el ramal a Sarri. Y cómo
a propuesta del edil D. Manuel de Zalduondo, el Ayuntamiento de Getxo
decidía enviar un oficio a los Sres. Diputados a Cortes por esta
Provincia, solicitando su apoyo en los centros oficiales de la Corte
para saber el estado en el que se encontraban algunos asuntos de
este municipio para que en caso de que fuera posible, intercedieran a
favor de esta Corporación.
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