En 1924 se produjeron algunas novedades en la iglesia de Las Mercedes de Las Arenas, una de ellas relacionada con su altar mayor, la otra con el reloj de la torre.
La Iglesia, al principio, tan solo contaba con una pequeña nave central, a la que se le añadirían dos nuevas naves laterales. Su arquitectura era severa y la patrona aparecía rodeada de flores y luces rojas y blancas que realzaba el conjunto. A ambos lados del altar mayor había otros dos altares más pequeños. De la iluminación se encargaban cinco magníficas arañas, regalo de orfebre D. Matías Romo. Estaban colocadas cuatro bajo los arcos laterales y una, de mayor tamaño, en la nave central. Otras luces de menor tamaño estaban repartidas por el coro y las naves. El adorno del altar mayor fue regalo de la señora de Olavarri, las obras se realizaron por suscripción popular, y fueron dirigidas por D. Leonardo Rucabado.
De aquel altar mayor de la iglesia de Las Mercedes, salvo que alguien tenga una fotografía mejor que la publicada por el diario “El Pueblo Vasco”, en su edición del 27 de julio de 1924, tan solo se puede adivinar en su retablo central la imagen de “Nuestra Señora de Las Mercedes” (efigie de 1887), que sobrevivió al incendio de la capilla en 1937.
Aquel altar mayor fue inaugurado ese 27 de julio de 1924, el diario mencionado titulaba “El Nuevo Altar de Nuestra Señora de Las Mercedes en la Iglesia de Las Arenas”, y dejaba la siguiente crónica: “…Hoy, se procederá, por el ilustrísimo señor Obispo de la Diócesis, a la bendición del nuevo altar de Nuestra Señora de las Mercedes, de la parroquia de Las Arenas. Es una obra muy valiosa, de D. Valeriano Martínez, de estilo gótico florido. Está formado por tres hornacinas, figurando en la del centro la imagen de Nuestra Señora de las Mercedes. Las cresterías y los remates de los nichos son de un trabajo acabadísimo, que revela el gran conocimiento que el señor Martínez tiene de la arquitectura y de la escultura. La adaptación del estilo gótico a la armonía general del templo pone también de relieve sus cualidades técnicas; qué sobresalen de igual modo en el conjunto de la obra, muy atrevida por haber sido necesario acomodar el retablo a las circunstancias de encuadramiento. Es, igualmente, digno de loa, el espíritu, de iniciativa y perseverancia con que el celosísimo párroco de Las Arenas, D. Manuel Moral, ha perseguido la realización de esta mejora, que tanto viene a abrillantar el templo que tan sabiamente regenta…”
Dos días después, el 29 de julio de 1924, el mismo diario relataba: “…Aquel altar fue bendecido por el Obispo de la diócesis, Doctor Fray Zacarías Martínez, a quien acompañaban el secretario general del Obispado, Sr. Ortíz, y de su secretario particular señor Gil, siendo recibidos por el reverendo cura párroco de Las Arenas D. Manuel Moral, el coadjutor D. Domingo Campos…” A aquella comitiva estaba completada por las autoridades civiles y otros personajes relevantes de Pueblo: “…El Ayuntamiento en corporación integrado por el alcalde de Guecho D. Luis Urresti, tenientes de alcalde señores Herrerías y Berreteaga, y los concejales Sres. Zaragoza, Garay, Zubizarreta y Saitua, presidente del Casino Algorteño D. Pablo Gardeazabal y el teniente de la Guardia civil Sr. Centeno. La Banda Municipal, a la llegada del Prelado entonó la Marcha Real…” Una vez terminada la misa el Obispo desayuno en casa del párroco de Las Mercedes.
Aquel acto tuvo dos partes, ya que a las diez de la mañana, nuevamente el Obispo entraba en la Iglesia de Las Mercedes: “…El Obispo hizo su segunda entrada bajo palio del que eran portadores los señores Leguizamón, Basagoiti, Beraza, Urigüen, Mutiozabal y Rotaeche. Ofició de modo pontifical el Imo. Doctor D. Francisco Tabar, canónigo de la S. I. C. de Vitoria, quien con elocuencia pronunció un sermón elusivo al acto.
El cura párroco, ayudado por sus adláteres y el maestro de ceremonias R.P. Anasagasti, dijo la Misa. En tanto que el coro mixto de la capilla, reforzado por valiosos elementos del Coro del Apostolado de la Oración y de la Coral de Bilbao, formando un conjunto de doscientas voces, cantaron la Misa de “Licinio Refice” y el “Tota Pulcra” de Valdés a tres voces mixtas, así como el “Libitum”, el “Tantum ergo more hispano” de Goicoechea, y la Salve de Goberna.
Finalizado el Divino Oficio, su, ilustrísima bendijo el altar, leyendo acto seguido el acta de consagración. Una vez terminado el ceremonial, el señor Obispo acompañado de sus familiares, y de las personalidades que habían asistido a la misa, abandonó la Iglesia. La comitiva se trasladó al Club Marítimo del Abra, donde se les ofreció una comida a la que asistieron las autoridades antes mencionadas y su Ilustrísima con su séquito, formando un total de treinta comensales…”
Al parecer satisfizo tanto el recibimiento y agasajo al obispo que prometió: “…Honrar de nuevo con su presencia el “Te Deum” que se celebrara a principios del año próximo, con motivo de la inauguración de los nuevos altares laterales, que se proyecta construir para la Iglesia de Las Arenas…” Acto seguido el prelado se dirigió a Santurce.
Pocos días más tarde, el 8 de agosto de 1924, informaba el mismo diario: “…El Reloj de la Iglesia de la Torre de la Iglesia de Las Arenas, ha quedado por fin visto terminada su instalación. Este magnífico reloj que adorna los costados de la torre de la Iglesia de Nuestra Señora de Las Mercedes es de esfera luminosa, y está adornado con artísticos hierros forjados formando primorosos dibujos…”
Hasta aquí unas pincelas de la historia de la iglesia de Las Mercedes de Las Arenas.
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