Esta entrada, por su extensión, la realizaré en tres días consecutivos.
La tuberculosis, una enfermedad que incluso fue llevada a la gran pantalla y a la literatura, que la padecieron personajes famosos (Ovidio, Lord Byron, Gustavo A Becquer, Anton Chejov, Rafael Alberti y otros más).
Tras los tiempos de las epidemias (Cólera morbo, gripe, difteria, sarampión y tifus, etc.), otra enfermedad apareció por nuestros barrios a principios del Siglo XIX, que a decir de algunos encarnaba la enfermedad infecciosa conocida como “mal romántico” y también “peste blanca”, se trataba de la tuberculosis, la cual primero recibió el nombre de “tisis”. Fue la segunda causa global de muerte y la primera entre las enfermedades infecciosas.
Esta terrible enfermedad supuso un verdadero quebradero de cabeza para los médicos, que tras una larga lucha culminaría con el descubrimiento del bacilo de Koch en 1882. Todavía a la terapéutica avanzaba lentamente, en pleno siglo XX el tratamiento era de cura dietico-higiénica y los sanatorios eran las únicas armas, demostrándose altamente ineficaces hasta la llegada de los antibióticos en la mitad del siglo XX.
En 1885, en Bilbao, los niños morían de difteria, sarampión, viruela, tuberculosis y desnutrición, mientras los mayores, principalmente los hacían de fiebres tifoideas, accidentes laborales, alcoholismo, tuberculosis y cólera morbo.
El proceso de la segunda industrialización en las márgenes de la ría bilbaína entre 1877 y 1900, traería consigo, sobre todo en la etapa inicial, graves consecuencias sanitarias. A finales del siglo XIX su incidencia creció y causó una gran alarma entre las clases médicas. Estos graves problemas sanitarios ya se habían observado previamente en otras zonas de Europa, donde se habían producido anteriormente grandes procesos de industrialización.
El desarrollo de esta enfermedad estaba condicionado por las características sociales, laborales, urbanísticas e higiénicas de los habitantes de Bizkaia. Enfermedades endémicas (tifoidea, tuberculosis, etc.) incrementaron su incidencia en la población.
A principios del siglo XX Bilbao era un foco endémico tuberculoso, con una incidencia superior a la de otras capitales de mayor población. En esa época aparecen las primeras tentativas para crear la Liga Antituberculosa en Bizkaia (Bilbao). Uno de los precursores de esta lucha fue el Dr. D. Francisco Ledo, quien propuso crear una Liga antituberculosa que tuviera como base las siguientes motivaciones: “...Instruir e informar a la población de que era la tuberculosis, crear leyes que protegieran al tuberculoso indigente, buscar o conseguir subvenciones, hospitales, sanatorios y dispensarios dirigidos por médicos de prestigio...” (La Tuberculosis de José María Urkia).
La primera tentativa tuvo lugar en Bibao en 1905, vendría de la mano del Gobernador de Bizkaia D. Pedro de la Breña quien, tras infructuosos intentos, consiguió nombrar la Junta de la Liga Antituberculosa, la misma estuvo formada por: “...Los subdelegados de Medicina, Farmacia y Veterinaria, Inspectores de Salubridad Pública e Higiene, el médico Inspector de Cadáveres y los 8 médicos de distrito de Bilbao. Su primer cometido consistió en proyectar la creación de dos dispensarios en Bilbao...” (La Tuberculosis de José María Urkia).
Bien pronto se dieron los primeros pasos en Getxo para crear las condiciones de salubridad necesarias para proteger a la población: “...El 18 de julio de 1911, el Gobernador civil de Vizcaya escribe un oficio al Alcalde de Plencia en el que le comunica su decisión de formar una sola agrupación, uniendo al municipio de Guecho los de Plencia, Gorliz, Sopelana, Urduliz, Barrica y Lemoniz, para el sostenimiento del Laboratorio e Instituto de Higiene. También ha decidido que, en representación del resto, los Alcaldes de Plencia y Guecho comuniquen a ese Gobierno los nombramientos de personal interino, designación del local y adquisición de los elementos para la creación de dicho laboratorio...” (De Farmacia a Museo, casi un Siglo de Historia a través de la Farmacia Aramburu 1888-1982).
Para ello D. Francisco Ledo junto a otros compañeros de profesión, como los Drs. Somonte y Aparicio, crearon un organismo que dirigiera la lucha Antituberculosa en Bizkaia. Una de las herramientas que utilizaron fue sacudir las conciencias de los económicamente poderosos para que apoyaran su lucha antituberculosa. Ese intento no llegó a fructificar y habría que esperar hasta 1912. En ese año se crea la Junta Provincial Antituberculosa.
En el año 1912 se redactan las “Bases generales que la Agrupación de Guecho formula para la creación de un Laboratorio e Instituto de Higiene en la Anteiglesia. En la tesis Doctoral de D. Enrique Aramburu Araluce del 2016, titulada “De farmacia a museo: Casi un Siglo de historia a través de la farmacia Aramburu (1888-1982)”, en uno de sus capítulos se recoge la ubicación del local, equipamiento, personal a contratar, cuotas de participación en gastos de sostenimiento, etc. En esa misma tesis, en el apartado “Estudio de Mortalidad y Natalidad”, se recogen las causas de fallecimiento en la Anteiglesia de Getxo, siendo las de Tuberculosis, con la excepción de “Pneumonía y bronco-pneumonía” que ascendía a 21 personas fallecidas, la de mayor índice de mortalidad, según relataba en dicho libro las causas eran: “...Tuberculosis pulmonar 11, Tuberculosis de las meninges 5 Otras tuberculosis 1. En la siguiente década, este laboratorio cambió su nombre por “Laboratorio Químico e Instituto de Higiene de la Anteiglesia de Guecho”, sin hacer referencia a agrupación municipal alguna...” (Archivo municipal de Plentzia, nº 339.3).
En el libro de plenos del 7 de julio de 1912, aparece varios casos de fallecimientos por tuberculosis, en los que los afectados solicitaban ayuda municipal para sufragar los gastos a los que tuvieron que hacer frente por la quema de ropas y enseres para evitar la propagación de dicha enfermedad. En dichas actas aparece recogido lo siguiente:“...A propuesta de la Presidencia, el Ayuntamiento acordó que por el Director del Laboratorio Municipal de Higiene, informe sobre la conveniencia y forma en que podría instalarse un lavadero adecuado para la desinfección de ropas, y ver si podría adquirirse un aparato para la desinfección de muebles...” (Página 22 del Libro de Plenos del 7 de julio de 1912).
En el pleno del Ayuntamiento de Getxo del 9 de marzo de 1921, sobre los trabajos de incineración de las ropas infectadas se decía: “...El Ayuntamiento acordó se abonen al ordenanza del Laboratorio, Municipal, por el servicio de cada vez que tenga que quemar ropas y efectos de procedentes de enfermos infecciosos...” (Página 164 del Libro de Plenos del 9 de marzo de 1921).
Entorno a la lucha contra este mal, se iba a fundar a principios del Siglo XX la llamada “Fiesta de la Flor”, se trataba de una cuestación benéfica para la lucha contra la tuberculosis. La mortalidad por tuberculosis en 1922 en Bilbao, esta a la cabeza de las distintas causas de muerte. (El Nervión del 3 de enero de 1922).
En 1922 se formó el “Patronato de Getxo Antituberculoso”, el Alcalde D. Jacinto Araluce Ajuria enviaba un oficio a un grupo de personas del municipio, para componer el Patronato Antituberculoso de Getxo: “...Por la presente se convoca a los señores que se cita al margen: José de Camiña, Román Pereiro, Pedro G. Salazar, Saturnino Urtasun, Ernesto Alcibar, Juan Bautista Vidaechea, Agustín de Teleósteo, Evencio Cortina, Rafael Ferrer, Hermenegildo Lozano, José Arechederra, Moral, Dolores de Uriarte, Ansoleaga, Concepción Smith, Dolores Ibarra de Arana, Julián Venito del Valle, Francisco Astondoa y Juana Ibarrondo. Para que el próximo jueves día 27 de julio, a las seis de la tarde, se sirvan concurrir a esta Casa Consistorial al objeto de dar por constituido el Patronato Antituberculoso de Guecho...” (Expediente del Archivo Municipal de Getxo ….del 24 de julio de 1922).
El Ayuntamiento de Getxo en 1922 realizaba un informe acerca de las defunciones por tuberculosis en el municipio, en el cual se decía: “...El Alcalde de esta Anteiglesia, impresionado por los estragos que causa la tuberculosis, cree que ya es hora de que se adopten medidas especiales para evitar la propagación de dicha enfermedad.
La mortalidad atribuida a dicha enfermedad y registradas en las oficinas de este Municipio, da los coeficientes siguientes:
Año 1920: Algorta 1,70 por mil; Las Arenas 1,40 por mil; Santa María 2 por mil.
Año 1921: Algorta 1,70 por mil; Las Arenas 1,66 por mil; Santa María 2 por mil.
Es decir que en la Anteiglesia murieron en el año 1920 por causas atribuidas a la tuberculosis 18 personas y en 1921 por las mismas causa 19 personas.
Hay que tener en cuenta que este coeficiente no es exacto, pues debido tanto a ocultaciones, como que las familias pudientes llevan a otras localidades a sus allegados, para enviarlos a Sanatorios y climas más adecuados, podemos suponer que el coeficiente real de superior al 3 por mil anual, coeficiente muy elevado si se tiene en cuanta las condiciones climatológicas e higiénicas de esta Anteiglesia.
Por lo que se propone tomar en consideración el siguiente acuerdo:
Crear una Junta Local en esta Anteiglesia para la lucha contra la tuberculosis, la cual estará formada por las personas más cultas y altruistas de la localidad, cuya presidencia será conferida al Alcalde y un capitular.
El Ayuntamiento subvencionara, una vez constituida dicha Junta, con la cantidad de 1.000 pesetas anuales y solicitara a la Diputación Provincial de Vizcaya, conceda una subvención igual.
Para el nombramiento de vocales de la expresada Junta, se contará con la Junta de Sanidad Local, citándose al Inspector de Sanidad Municipal y a los Médicos titulares...” (Expediente del Archivo Municipal de Getxo, Signatura 3601-35 del 10 de mayo de 1922).
A continuación se fueron designando los vocales y se recibieron sus conformidades a ocupar el cargo en la Junta o Patronato Local, entre ellos estaban: “...El Párroco de Santa María D. Francisco Astondoa; el médico D. Román Pereiro; el médico D. Ernesto Alcibar; el farmacéutico D. Pedro G. de Salazar; Dña. María Ansoleaga; D. Manuel Moral; Dña. Dolores Ibarra de Arana; Dña. Juana Ibarrondo...” La lista de los invitados a la formación de aquella Junta, que se iban a reunir el jueves 27 de julio de 1922, era más extensa, la formaban los siguientes vecinos de la Anteiglesia de Getxo: “...José de Camiña, Román Pereiro, Pedro G. de Salazar, Primo Urtasun, Ernesto Alcibar, Juan Bautista Vidaechea, Agustín de Elejoste, Evencio Cortina, Rafael Ferrer, Hermenegildo Lozano, Juan José Arechederra, Manuel Moral, Dolores Uriarte, Ansoleaga, Concepción Smith, Dolores Ibarra de Arana, Julian Benito del Valle, Francisco de Astondoa y Juana Ibarrondo. Quienes son citados para constituir constituir el Patronato Antituberculoso de Guecho...” Las juntas del Patronato se celebraban en el salón de juntas del Hospital Hospicio de Algorta.
Elaboraron un reglamento de dicho patronato que básicamente decía: “...La misión del Patronato Antituberculoso de Guecho es:
a)- Proponer al Ayuntamiento de esta Anteiglesia la adopción de medidas, concernientes a la moral, juegos, reglamentación de tabernas y locales públicos e higiene de las viviendas.
b)- Proponer las practicas sanitarias de orden preventivo en la lucha Antituberculosa.
c)- Formar estadísticas de los casos de tuberculosis existentes en el Municipio y atender dentro de lo posible las indicaciones que los médicos titulares realicen de los niños de las escuelas considerados atrasados en su desarrollo físico y enfermos.
d)- Proponer y estimular colonias escolares, casas de salud, sanatorios, etc.
Así mismo creaban un articulado al respecto:
Artículo 1º: Divulgar por los medios a su alcance los conocimientos que tengan para conservar la salud en general y preservar la tuberculosis en particular.
Artículo 2º: Las sub-Comisiones que de la Junta tiene la facultad de hacer nombramientos en los distintos barrios de la Anteiglesia, adoptar medidas de aislamiento, procurar alimentos para los enfermos más necesitados y resolver sobre los casos de urgencia.
También la de procurar que se cumplan estrictamente las medidas sanitarias vigentes y las aplicaciones en caso de fallecimiento por tuberculosis, así como conseguir que se indemnice a la familia de los fallecidos pobres, por el importe de los objetos inutilizados.
A continuación aparecían otros artículos:
Artículo 13: La Junta del Patronato actuará de forma autónoma e independiente del Ayuntamiento, quien estará representado por un concejal como vocal.
Artículo 14: Trimestralmente se celebrará una sesión ordinaria. El Vicepresidente tendrá la facultad de convocar sesiones extraordinarias cuando lo soliciten tres o más vocales.
Artículo 15: Para mejorar las necesidades de cada barrio, la Junta podrá nombrar Subcomisiones necesarias con personas que pueda relacionarse con los caso de enfermedad que interesan a la Junta.
La primera Junta que se constituye y aprueba este reglamento actuará hasta el día 31 de diciembre de 1923, y en la última sesión del año se sortearan la mitad de los miembros móviles que deben cesar, nombrado a continuación a sus sustitutos...” (Expediente del Archivo Municipal de Getxo, Signatura 3601-35 del 24 de julio de 1922).
En el próximo capítulo veremos como se trabajaba para poner las bases de lo que más tarde sería el “Dispensario Nuestra Señora de Begoña” de Areeta-Las Arenas.