En la anterior entrada “El Ferrocarril de Las Arenas -I-” veíamos como se inició la construcción del Ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, los conflictos de competencia que aquella línea generó, y los que surgieron al comienzo para financiar dicha obra. En esta veremos como la línea extendía su alcance hasta llegar a la Villa de Plentzia.
El ferrocarril de Las Arenas extendió su línea hasta hacerla llegar a la Villa de Plencia. Acabábamos de entrar en 1891, estábamos en el segundo mes del año, cuando se anunciaba en la prensa bilbaína: “...Se ha acordado autorizar la trasferencia de la concesión del ferrocarril de Las Arenas a Plencia por D. José María de Aramberria en favor de la compañía del ferrocarril de Las Arenas Plencia...” (El Noticiero Bilbaíno del 12 de febrero de 1891).
El silbato de la maquina del ferrocarril de Las Arenas a Plencia era algo que los vecinos de la Villa de Plencia ansiaban, y así lo expresaba un reportero en uno de los diarios bilbaínos: “...Probablemente en el verano del año próximo oiremos pitar la locomotora en Plencia...” (El Nervión del 14 de abril de 1891).
Según la prensa de la época la línea de Las Arenas a Plencia a su paso por Algorta estaba dando mucho de que hablar: “...La cuestión del paso del ferrocarril de Las Arenas a Plencia por Algorta, está dando más que hablar que la célebre cuestión de Oriente.
Una porción de «algorteños» se han dedicado a la plácida tarea da escribir en sitios y enviárselos a los periódicos, en los cuales los lee el público con regocijo, singularmente cuando, los respectivos autores se echan los trastos a la cabeza, discutiendo sobre quien tiene más habilidad o sabe menos gramática.
A nuestro entender, creemos que el trazado del ferrocarril lleva en si multitud de dificultades técnicas que solo pueden resolver personas competentes y avezadas en esos trabajos, porque eso de que un ferrocarril atraviese una montaña o salve un barranco, no es cosa que puedan resolver el alcalde, el médico y el maestro de escuela de cada pueblo.
No esta Algorta tan distante de nosotros, que no conozcamos la posición topográfica de aquella bonita estación de verano y sin ser ingeniero, se comprende que la solución más racional alejaría de Algorta el ferrocarril, pero éste necesita de la vida que aquel pueblo le proporcionara indudablemente, y pasa por él de la única manera que puede hacerlo. De todos modos la cuestión está suficientemente discutida, y ya es hora de que el Ayuntamiento de Algorta acuerde la subvención que ha de conceder a esa línea. Se encuentra en esta villa el Sr. Álvarez Antón, ingeniero de la división de ferrocarriles del Norte, que ha venido a confrontar el proyecto de ferrocarril de las Arenas a Plencia...” (El Nervión del 18 de abril de 1891).
En junio de 1891, en el mismo diario, publicaba la noticia de que: “...El Consejo de Administración de esta Compañía ha acordado sacar a concurso las obras de ejecución del segundo trozo de esta línea, que comprende el trazado desde Algorta a Sopelana...” (El Noticiero Bilbaíno del 15 de junio de 1891).
Era la julio de 1891 cuando se sacaba a subasta el último tramo de la línea del ferrocarril de Las Arenas a Plencia:”...Esta mañana se ha verificado la subasta de las obras del tercero y último trozo del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, habiéndose adjudicado al contratista de obras señor Bustinza, como mejor postor en la subasta...” (El Noticiero Bilbaíno del 27 de julio de 1891).
Seguía el año 1891, y la necesidad de expropiar terrenos para el trazado de la línea de Las Arenas a Plencia se hacía sentir en la prensa bilbaína: “...El director de la Compañía del ferrocarril de Las Arenas a Plencia, ha solicitado que se declare, la necesidad de la ocupación de varias fincas, sitas en el término municipal de Guecho para la construcción de la mencionada línea férrea...” (El Nervión del 9 de septiembre de 1891). Continuaba la ocupación de fincas y esta vez le llegaba el turno al municipio de Berango: “...La compañía del ferrocarril de Las Arenas a Plencia ha solicitado que se declare de necesidad la ocupación de varias fincas, en el termino municipal de Berango...” (El Nervión del 29 de septiembre de 1891).
Llegaba octubre de 1891 y las noticias relativas al ferrocarril de Las Arenas a Plencia y ya se empezaba a vislumbrar la llegada del ferrocarril al último tramo de la línea: “...Hemos tenido la satisfacción de ver el impulso que Ia empresa del ferrocarril de Las Arenas a Plencia esta dando a las obras en todo el trayecto de dicha línea. En el trozo de Plencia a Urduliz se trabaja con actividad en diversos puntos, y especialmente en el terraplén de la marisma en que ha de levantarse la estación de Plencia, como centinela avanzado esta colocado a la cabeza el bonito puente que da paso a la Villa...” (El Noticiero Bilbaíno del 2 de octubre de 1891).
A finales de febrero de 1892 las discusiones en la prensa bilbaína sobre la línea del ferrocarril de Las Arenas a Plencia encendían los ánimos, a la vez que animaban por el avance de las obras, de los lectores y del pueblo de Algorta: “...A juzgar por la marcha que siguen los trabajos, de construcción en el ferrocarril de Las Arenas a Plencia, se espera que hacia el mes de Junio próximo se de comienzo a su explotación en el trayecto de las Arenas a Algorta, y tal vez si las circunstancias fueran favorables, para esa época podría explotarse dicho ferrocarril entre Las Arenas y Urduliz, desde donde seria muy corto el viaje en diligencia hasta Plencia, pues a lo sumo se emplearía un cuarto de hora en ese viaje de coche.
Según noticias, existen dos proyectos y en caso de que prevalezca el primero, fundamentalmente se trata de que la explotación del trayecto de Algorta lo verifique ei ferrocarril de Bilbao a Las Arenas en connivencia con la compañía de Plencia, a fin de que esa explotación resulte beneficiosa para ambas compañías. Donde parece que se ha dado gran impulso a las obras es entre Plencia y Urduliz, pero no obstante no se podrá explotar ese trayecto al mismo tiempo que los antes citados, por ser costosa la explanación del terraplén donde será emplazada la estación de Plencia.
Parte del material móvil, tal como un coche de 1ª, otro mixto de 1ª y 2” y otro de 2ª y 3ª de viajeros, sistema «Trucf», y seis u ocho vagones de mercancías, lo mismo que una locomotora con freno automático, se halla ya en poder de la compañía, habiéndolo visto, podemos asegurar que es un material, hecho a la perfección, cómodo y elegantísimo para los viajeros y que seguramente convidará a viajar en él en la época de verano; a los muchos bañistas que en Plencia sentarán sus reales, dados los atractivos en abundancia que aquella bonita Villa posee y cuyo progreso reciente aplaudimos con orgullo...” (El Nervión del 27 de febrero de 1892).
El 17 de noviembre de 1890 se constituyó en Bilbao la Compañía del Ferrocarril de Las Arenas a Plencia, su capital fue suscrito por 120 personas, entre la que estaban: El concesionario, José María Aramberría; los inversores del tren de Bilbao a Las Arenas, Eduardo Aguirre, Joaquín de Arellano, Pedro Aguirre, Martín Zabala el Marqués de Barambio y Eduardo Coste.
La construcción de línea del ferrocarril de Las Arenas a Plentzia fue dividida en tres secciones. La primera iba, desde el llamado punto cero (Las Arenas) a Algorta, este trazado fue encomendado al primer concesionario de la línea y constructor del tren de Las Arenas, José Mª Aramberria. El segundo tramo segunda, iba desde Algorta a Sopelana, obra que se concedió a Telesforo Arcarazo, aunque poco después este transfirió el contrato a Luis Bañales y José Estanislao Menchaca. El resto de los trabajos hasta Plentzia corrieron a cargo de Francisco Bustinza.
Las obras de construcción se desarrollaron con normalidad, por lo que a principios de 1893 ya se encontraban prácticamente ultimadas las de la primera sección hasta Algorta. Para no demorar la puesta en servicio, ante la llegada de la temporada veraniega, se firmó un acuerdo con la compañía del ferrocarril de Bilbao a Las Arenas, para que esta sociedad se hiciera cargo de la explotación de este trozo desde mediados de mayo hasta finales de septiembre de ese mismo año, lo que facilitó su apertura al servicio público el 15 de mayo de 1893.
Finalmente el trazado de Las Arenas a Plencia quedaba inaugurado el 4 de septiembre de 1893.
En 1956 desaparecería la vieja estación de Las Arenas de la calle Mayor. El 21 de junio de 1958 se inaugurada la estación de Romo-Las Arenas (la que tenía la bóveda entre la calle Santa Eugenia y la actual plaza del Ajedrez). Estación esta última que iba a dar paso a la actual del metro que se inauguraba el 11 de noviembre de 1995.