En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos cómo los temporales en el Abra inquietaban a nuestros vecinos.
La pelea entre el suministro de las dos formas de alumbrado que existían en la Anteiglesia en enero de 1895 (Pretróleo o Eléctrica) a veces provocaban estridencias que eran acabadas con decisiones Consistoriales. Ese fue uno de los asuntos que se trató en el pleno municipal de Getxo del 31 de enero de 1895. El exponente, D. Gabriel Elorriga, que vivía en la calle San Nicolás de Algorta, que era quien venía suministrando hasta entonces el alumbrado mediante petroleó, enviaba una instancia al Ayuntamiento solicitando: “...Que siendo considerable el número de vecinos que habitan junto a las casas Polloena (que perteneció a D. María Antonia Elorriaga) y Ficaena, ambas en la calle san Nicolás, se hace indispensable la instalación en aquella bocacalle de un foco de alumbrado público para lo cual bastaría cambiar en dicho punto el poste que existe próximo a la casa del Sr. Ibargüengoitia...” A lo que el Ayuntamiento, que obviamente había apostado por el suministro eléctrico, contestaba: “...Se manifieste al exponente que siente muchísimo no poder acceder a sus deseos por cuanto la variación que el supone tan fácil, no lo es en atención al montaje especial del alumbrado por electricidad para lo que sería necesario que la empresa de este servicio desmontara una porción de lámparas, postes e hilos que están dispuestos de manera que han de prestar un servicio alterno entre lámpara y lámpara de permanente y limitado servicio, mucho más después de haber señalado la Compañía los puntos de instalación de focos montados especialmente para el servicio que a cada uno destina...”
En el mismo pleno se discutían otros asuntos. Como el de una nueva solicitud para instalar en la zona del Castillo un cortijo para la cría de cerdos: “...Se da cuenta de una instancia de D. Santiago Deusto, de esta vecindad, solicitando autorización para construir el cortijo en las inmediaciones de su casa “Gobelena” en el Castillo. El Ayuntamiento decidía pasara el asunto a la Comisión de Policía Urbana...” Otro vecino, este de la zona de Arrigunaga, también solicitaba permiso para la construcción de un chiquero: “...Se da cuenta de una instancia de D. Eduardo Castro, solicitando permiso para la construcción, en un terreno de la casa “Caba”, cerca de Arrigunaga, de otro cortijo para la cría de cerdos...” También otra persona lo solicitaba: “...D. Luciano Alday, vecino de Bilbao, suplica que hasta tanto edifique nuevos chiqueros en la casa “Rementariena”, se permita a los inquilinos de la misma criar cerdos...”
También se trataba sobre algunos pagos, entre ellos, uno efectuado al confeccionador de la Bandera Municipal: “...Que se abone a D. Miguel Sánchez Villar 460 pesetas por la confección de una bandera de damasco de seda con bordados y flexo de oro, con destino a la representación de este Ayuntamiento en sus actos religiosos, y un escudo bordado en seda para la mesa presidencial. Así otra de 3,30 pesetas al correo peatón D. José Centeno por conducir, con portes de gran velocidad, satisfechos a la Compañía del Norte por la conducción hasta Algorta de un paquete precintado con el escudo remitido desde Madrid...”
Se producía también una comunicación al médico titular del barrio de Las Arenas: “...Que se oficie al médico titular del barrio de Las Arenas, D. Donato Saloñas, que presta sus servicios en dicho barrio, la orden de que cuando ocurra entre su clientela algún caso de difteria o de otra enfermedad calificada de contagiosa o epidémica, dé inmediatamente parte por escrito al segundo Teniente de Alcalde, D. Juan Domingo Echeverria, residente en aquel barrio para que tan pronto como llegue a su conocimiento de las ordenes convenientes para su aislamiento y demás que creyeren oportunas...”
Entre tanto, un nuevo temporal de nieve se cebaba sobre nuestra zona: “...Durante al última noche la nieve cubrió nuestras calles y plazas, los montes de la Arboleda aparecían cubiertos de nieve. El tiempo entró en nieves y el frío se dejaba sentir. El oleaje que reinaba en el Abra era tan grande que los buques se veían obligados a permanecer en el puerto. La noche fue una de las más crudas del invierno; se les dio a los serenos de esta Villa, por cuenta del Ayuntamiento café, copa y cigarro. Incluso en vista de las inclemencias del temporal y de la cantidad de obreros que había en paro, se acordaba repartir raciones de comida entre ellos; también lo hacía el Ayuntamiento de Sestao. La nieve en la estación de Izarra alcanzaba la altura de un metro...” (Diarios “El Noticiero Bilbaíno” y “El Nervión” de los días 31 de enero al 2 de febrero de 1894). Quizá como si fuera por casualidad o por el tiempo reinante y las cosas que venían sucediendo, el 2 de febrero de 1894 se estrenaba en Bilbao la zarzuela “Vizcaytik Bizkaira”, obra de D. Resurrección María de Azkue, que hablaba de un quinto que marchaba al ejercito y a su vuelta, desnortado, pasa más tiempo en la taberna que en el caserío paterno. La obra se presentó en el Salón del Patronato de Obreros. El diario “El Noticiero Bilbaíno” del 3 de febrero de 1894 decía al referirse al acto en su primera plana: “...Que el argumento está basado en el servicio militar que nos regaló el partido conservador, donde resalta el poco apego que tienen al hogar y a las tradiciones de esta pequeña patria los jóvenes licenciados cuando vuelven del servicio y la relajación de costumbres desde que los candidatos empezaron a comprar votos por dinero. Se ocupa también de los maestros de escuela que, tratando de secundar las disposiciones del Gobierno Central contra nuestra querida lengua, prohíben a sus alumnos hablar en bascuence...”
El 7 de febrero de 1894 se producía un curioso nombramiento en el Ayuntamiento de Getxo: “...Se dio lectura a una carta-circular de D. Francisco Cárdenas, agente de negocios de Bilbao, ofreciendo sus servicios a esta Corporación municipal para tener al corriente de los asuntos que tenga pendientes de resolución en las oficinas del Gobierno Civil, Hacienda o en la Diputación Provincial, gestionado cerca de ellas su pronta resolución mediante una módica retribución mensual de diez pesetas. Enterado el Ayuntamiento acordó por unanimidad: Aceptar los servicios del Sr. Cárdenas e indicarle que el pago de sus honorarios se efectuará trimestralmente, empezando a ejercer su cargo desde el presente mes...”
Los casos de solicitud de ayuda de personas por diversos motivos desfavorecidas, las cuales iban desde enfermos sin recursos, enfermedades de los hijos como la fiebre tifoidea que habían dado al traste con sus escasos recursos, lesiones de corazón y para que el medico titular no le cobrara las visitas. Los solicitantes, todos ellos pobres, lo eran de los distintos barrios del Municipio.
En aquel mismo pleno se trataba sobre una solicitud del Párroco de San Nicolás en relación al órgano de la parroquia: “...Se da lectura a una solicitud de D. Ángel Amunategui, cura párroco de San Nicolás de Bari de Algorta, manifestando que en atención al deplorable y ruinoso estado del órgano, en el que es necesario hacer una completa transformación, tanto para la buena calidad de sus registros, cuanto por tratarse de un instrumento para solemnizar los actos del Culto Divino; y teniendo en cuenta que la Junta de Fábrica de aquel templo no cuenta con recursos suficientes para la reparación de dicho órgano, que según cálculos de distintas personas inteligentes ascendería a 4.000 pesetas, que en manera alguna podría recabar esta Junta y teniendo en cuenta que el Municipio no ha dado cantidad alguna a la parroquia desde su fundación, solicitamos dicha ayuda. El Ayuntamiento acordaba efectuar la misma del ejercicio ordinario de 1895-1896 y si fuera necesario otra partida del de 1896-1897...”
La próxima entrada de esta serie veremos cómo en febrero de 1895, en el barrio de Las Arenas, hubo un intento de formar una charanga por un grupo de jóvenes del barrio.
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