En
la anterior entrada veíamos cómo el pleno municipal trataba sobre
la construcción de una plaza de toros en Algorta.
A
veces la prensa local anunciaba la llegada de personas doctas a
nuestro municipio, tal fue el caso de la nota del “Noticiero
Bilbaíno” del 25 de julio de 1890: “...Tenemos
la satisfacción de anunciar a las familias que veranean en Algorta y
las Arenas que ha llegado, procedente de Madrid, nuestro amigo D.
Martín Mendizabal, profesor de Letras y Ciencia, a la fonda San
Ignacio de Algorta, donde se dedicará a la preparación para los
exámenes de Setiembre...”
A la vez que en el mismo diario, el Ayuntamiento de Getxo, anunciaba
las próximas fiestas de la Anteiglesia: “...La
Comisión de Festejos ha dispuesto llevar a cabo el siguiente
programa: Día 26 de julio, Santa Ana en el barrio de Las Arenas. A
las 10 de la mañana solemne función religiosa, a las cuatro de la
tarde romería en la campa contigua a la capilla, que será
armonizada por la banda de música y tamborileros de esta localidad,
terminando al toque de oración, por la noche de diez a doce baile
campestre en la plazuela de dicho barrio. El día 27 de julio,
repetición de la romería en la misma campa que el día anterior,
con la presencia de la banda de música y tamborileros, a las diez de
la noche se quemarán vistosos fuegos artificiales, elaborados por
el renombrado pirotécnico D. Juan de Anta...”
El
día 27 de julio, un viejo conocido del Pueblo, con alias “Ogaitnas”,
escribía en el mismo diario, refiriéndose a las fiestas que el
Ayuntamiento de Getxo había preparado para aquel verano: “...Estamos
en pleno verano, estación en que la Naturaleza ostenta sus mejores
galas, se oyen por doquier los alegres gorgeos de los inocentes
pajarillos, perfuman los aires las embalsamadas brisas del mar y
besan mansamente las playas las cantábricas olas, aquellas mismas
olas que no ha mucho tiempo se estrellaban con inusitada furia contra
los peñascos y arena de estas costas. Todo pues, absolutamente todo
convida al placer y al recreo, por eso no es extraño que los
hermosos hoteles y fondas de este pintoresco pueblo de Las Arenas dé
albergue a multitud de bañistas, que huyendo del bullicio y la
etiqueta, avasalladora matrona que impera en los grandes centros
vienen a buscar el reposa y solaz que tanto desean. Deseosa la
Corporación municipal de proporcionar diversiones a los que nos
visitan a organizado fiestas muy variadas…”
Situaban y fechaban las mismas en: “...Los
días 26 y 27 de julio en la campa de Santa Ana en Las Arenas; el 31
de julio y el 3 de agosto en la plaza de San Ignacio de Algorta; los
días 10, 11, 12 y 13 de agosto, en el paseo de María Cristina,
campa del Castillo y la Avanzada; y el 15 y 16 de agosto en santa
María de Getxo. En ellas entre otras atracciones habrá fuegos
artificiales, patos enterrados y corridas de toros. En la plaza de
toros recientemente construida se lidiarán toros de la ganadería de
Nicolás Lastur...”
Y
ya habían llegado las fiestas de Santa Ana, a las que curiosamente
la prensa desde hacía años denominaba como de “Lamiaco”, y que
el diario de cabecera local al que me refería anteriormente decía
sobre ellas, en su edición del día 29 de julio: “...Decir
que las fiestas de Santa Ana en Lamiaco estuvo concurridísima el
domingo sería una vulgaridad, ya que ni remotamente daría una idea
de la afluencia de personas que hubo allí aquel día, sobre todo por
la tarde. Había que ver cómo estaban los alrededores de la campa,
los muelles y la playa de Las Arenas. Cuando llego la hora del
regreso los trenes y tranvía eran tomados por asalto; los carruajes
se llenaban de viajeros en un momento. Los trenes y tranvías
estuvieron transportando gente hasta media noche. Las lanchas de
pasaje para Portugalete iban a todas horas llenas de viajeros,
teniendo que intervenir la Guardia Civil y la Comandancia de Marina
para evitar que ocurriera alguna desgracia...”
El
día 30 de julio de 1890 el cura ecónomo de la parroquia de Santa
María de Getxo manifestaba: “...Que
han quedado vacantes las plazas de sacristán y organista de esta
parroquia, sin que la junta de fábrica tenga medios para los citados
cargos tan necesarios para el culto Divino, por lo que solicita se
señale una cantidad de los fondos municipales con los que pueda
contar la fábrica para sostener dichos cargos...”
El Ayuntamiento decidía: “...Que
mientras otra cosa no se dispusiese, se paguen anualmente de los
fondos municipales 250 pesetas, solamente para la plaza de
organista...”
En
esos mismos días D. Julián Aguiriano realizaba obras en la casa de
D. Tomás Uria en su casa de Mariandresena.
El
Ayuntamiento tras el informe favorable de las condiciones de
construcción de la plaza de toros de Algorta, certificadas por el
arquitecto municipal D. Eladio Iturria, decidía: “...En
vista del certificado expedido el 28 de julio, confirmando la solidez
de la plaza de toros construida por D. Feliz Viot y compañía, se
manifiesta a dicha compañía que puede abrir al público dicha plaza
para las novilladas anunciadas...”
La empresa del Sr. Eguia invitaba a la corporación municipal a
presidir desde el palco las cuatro novilladas dispuestas para los
días 31 de julio y el 3, 10 y 12 de agosto. El precio de dichos
palcos para un abono de 8 entradas era de 64 pesetas. Aquel
acontecimiento fue apoyado por al Compañía del Tranvía quien
dispuso establecer servicios cada cuarto de hora entre Las Arenas y
Algorta a partir de las cuatro de la tarde. El servicio, en lugar de
llegar al Casino como era habitual, terminaba en la plazuela San
Ignacio; “El noticiero Bilbaíno” del 1 de agosto de 1890 decía
de la plaza: “...Es
de madera y ha costado unas 8.000 pesetas. La sociedad constructora
la componen D. Manuel Eguia, D. Félix Viot, D. Pablo Arsuaga, D.
Juan José Bilbao y D. Juan José Sarria. El redondel nos pareció un
tanto pequeño. Tiene la nueva plaza palcos, tabloncillo, tendidos,
barrera y contrabarrera, de sol y sombra, en todas las localidades, y
caben en ella dos mil quinientos espectadores. En la inauguración
presentó un lleno completo. Amenizó la fiesta taurina la banda de
música “La Bilbaína”. El ganado fue de Lastur y tuvo bastante
empuje, actuaron como banderilleros Orbe y Rovira...”
Las
quejas por malos olores se hacían sentir en algunos lugares del
pueblo, sobre todo las provenientes de la Avanzada donde D. Valentín
Cajigas, encargado de la recogida y conducción de las basuras de Las
Arenas, quien las depositaba en dicho punto. Así, el 14 de agosto de
1890, ante las quejas “...El
Sr. Alcalde, en vista de las quejas de algunos vecinos, recomienda a
la Comisión de Policía Urbana, que las basuras que se recogen de
Las Arenas se depositen convenientemente para que en ningún momento
ofendan sus olores, ni perjudiquen a la salud pública…”
Otro de los puntos conflictivos era la playa de Las Arenas, junto a
la zona de baños. En ese lugar se habían instalado unas
caballerizas y los vecinos se quejaban: “...Por
los olores que desprenden las mismas, sobre todo en tiempos de
canícula, además por que esas barracas ofenden al ornato
público...”
En vista de las quejas el Ayuntamiento daba tres días para retiraran
aquellas cuadras.
En
esa fecha se leía en el pleno una petición de D. Alberto Palacios
para: “...que
se señalen puntos en sitios públicos para colocar los materiales
que se van a emplear en la construcción de un puente entre Las
Arenas y Portugalete...”
El
Ayuntamiento de Getxo para facilitar las labores de las lavanderas
ordenaba colocar piedras en algunos puntos del río Gobela.
En
la próxima entrada veremos cómo se celebraba una comida en el
Casino de Algorta con motivo de la llegada a nuestro pueblo del jefe
del partido liberal D. Práxedes Mateo Sagasta.