En la anterior entrada de esta serie sobre el último cuarto del Siglo XIX, veíamos como, era demandado por el vecindario se limitara la velocidad de los tranvías por las vías públicas.
En el pleno del 5 de agosto de 1897, se daba cuenta del pago por el Ayuntamiento de Getxo, de un acto religioso que se había celebrado el día de San Ignacio: “...Se da cuenta de un oficio del Sr. Presidente de la Iglesia de San Ignacio, dando a esta Corporación las gracias en nombre de aquellas comisión por las 150 pesetas cedidas por el Ayuntamiento, como parte del pago de la función religiosas celebrada en aquella Iglesia el pasado día 31 de julio. Aquel pago fue realizado a D. Feliciano Ansoleaga como tesorero de la citada Comisión...”
Del capítulo de pagos se despendía el dato de que la comida de inauguración del Hospital Hospicio: “...Fue servida por D. Antonio María Ugarte, y su coste fue de 807 pesetas...” En aquel mimo pleno se aprobaba una reforma del reglamento de los Estatutos del Hospital Hospicio, lo cual facultaba: “...A la Junta de Caridad para proponer a seis hermanos como vocales, que dicha reforma facultaba a la mencionada Junta proponer los nombramientos, en el Asilo en lo sucesivo...”
Por último en ese pleno se acordaba: “...Asistir en Corporación a las misas mayores que con motivo de las festividades o funciones religiosas se celebraran en las Parroquias de San Nicolás de Bari y Santa María de esta Anteiglesia los días 11 y 15 del corriente mes...” Mientras tanto la Banda del Regimiento de Garellano continuaba dando sus conciertos veraniegos en Las Arenas, con pasodobles, polkas y mazurcas. También era frecuente ver a la “Trup de volatineros” hacer las delicias de un público, cosa que ya venían haciendo por nuestros alrededores desde el comienzo de la primavera, en una época que las diversiones publicas eran escasas, limitándose al cinematógrafo y algún partido de futbol y pelota; se trataba pequeñas trups de comediantes que desde principios del Siglo XIX hasta mediados del XX recorrían nuestras calles y plazas siendo la atracción de los días de verano. Por esas fechas era Alcalde presidente de Getxo D. Juan José Bilbao.
Y ya con las fiestas del Puerto de Algorta, llamando a las puertas, en el pleno municipal de Getxo del 12 , de agosto de 1897 se hablaba sobra las actividades festivas de esos días: “...Se da cuenta de un oficio del gobernador de la Provincia autorizando al Alcalde de Guecho, a que el día 13 del actual, se corran en el Puerto dos novillos embolados, debiendo adoptar medida para evitar desgracias personales...”
También en el mismo pleno se acordaba nombrar la Junta de Caridad del Hospital Hospicio: “...Se da cuenta de un oficio de la Junta de Caridad del Hospital Hospicio Municipal, sometiendo, según se le indicaba desde esta Alcaldía, a la aprobación de esta Corporación Municipal los señores que han de componer la Junta de Caridad de ese Asilo conforme al reglamento, y que son: “...D. Eladio Sustacha, D. Antonio Uribe, D. Juan Barasorda, D. Enrique Balparda, D. Luis Lasa y D. Juan José Sarria. El Ayuntamiento acordaba nombrar a aquellos designados y además, considerando conveniente incluir a personas conocedoras de la marcha administrativa del establecimiento, decidía nombrar a los siguientes vecinos: D. Juan Antonio Aldecoa y D. Pedro Amezaga...” Seguía el pleno y en el se informaba sobra el número y genero de personas asiladas en el Hospital Hospicio de Algorta: “...Que según contesta la Junta de Caridad en aquel establecimiento se hallan asiladas 16 personas, tres hombres y trece mujeres...”
La Asociación de Capitanes y Oficiales de la Marina Mercante, reunida el día 12 de agosto de 1897, se presentaba una queja sobre la costumbre de abarloar gabarras al costado de los vapores en la Ría: “...En vista de las quejas presentadas por algunos Capitanes que pertenecen a esta Asociación, sobre las andanas de gabarras que se ponen al costado de vapores en carga de mineral obstruyendo el paso en la Ría, se acordó dirigir una comunicación al señor Comandante de Marina; suplicándole tome algunas medidas en la vigilancia de la Ría de este puerto de Bilbao...” Y un pequeño comentario sobre las fiestas del Puerto de Algorta llegaba a las paginas de un diario bilbaíno: “...Los festejos que se han celebrado en el bonito pueblo de Algorta, se han visto muy concurridos. Ayer se lidiaron dos becerros, que dieron excelente juego. La gente joven bailó alegremente, siendo amenizada la fiesta por las bandas de música y tamborileros del país...” (El Nervión del 14 de agosto de 1897).
Entre tanto el otro lado de la Ría brillaba con sus fiestas de la patrona de la Villa, dejando en ambos lados, Portugalete y Las Arenas, vistosas celebraciones festivas: “...Aun cuando el tiempo se mantuvo ayer algo dudoso, en Portugalete, se hacia difícil el tránsito por el hermoso muelle y plaza de aquel puerto. Tal era la aglomeración de personas que concurrieron, atraídas por los festejos que se celebraron en honor de la patrona, de la villa. Las cucañas en la ría gustaron y entretuvieron y la iluminación eléctrica en el muelle llamó la atención...”
Pero entre esos impases festivos, la Ría, estuvo a punto de cobrarse la vida de dos atrevidos bañistas: “...Ayer tarde, en la playa de Portugalete estuvieron a punto de ahogarse dos bañistas, el primero confiado en qué sabia nadar, se fue bastante lejos, y al regresar sin duda debido a los rompientes o a la resaca, pues había algo de mar, perdiendo las fuerzas y empezó a pedir socorro; gracias a que se hallaban algunos bañistas y bañeros a poca distancia, y qué la marea era para arriba, lo pudieron sacar a tierra. Poco tiempo después, otro bañista pedía auxilio en el hoyo de la playa próximo al hormigón del muelle de hierro; se encontraba cerca de aquél punto, el práctico alemán D. Aquilino Babio, que desprendiéndose de la chaqueta y con ayuda de un bastón pudo, salvar al bañista; al recoger la chaqueta echó de menos (según sé dice] la cartera con varios documentos entre ellos siete cupones. Este práctico, ha puesto en peligro su vida varias veces por librar las de náufragos; entre otros casos recordamos cuando en la mencionada playa se perdió la goleta danesa «Alma», que consiguió sacar dos náufragos con grave riesgo de su vida...” (El Nervión del 16 de agosto de 1897).
En la próxima entrada de esta serie veremos como algunas actividades veraniegas de los escolares eran recogidas en la prensa bilbaína.
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