domingo, 7 de julio de 2024

EL NAUFRAGIO DEL MARIA MERCEDES

 

Los naufragios en el Abra eran algo habitual ya desde que se tiene constancia del primero en el Siglo XVIII, cuando se produjo el siniestro de la “Fragata Bilbao”, cargada de bacalao, en la entrada del Abra (1799).

Aquella desembocadura de la ría formada por grandes arenales, barras de arena, lajas de roca, humedales, dunas, prados verdes y playas componían un idílico pero a la vez salvaje paisaje. Banco arenoso que estaba situado a unos cien metros de donde actualmente se levanta el Puente Bizkaia, en el rompía brava la mar con unas majestuosas olas que barrían todos los arenales de la entrada de la ría. !!!Era la temida Barra de Portugalete!!!, lugar de zozobra para los marinos de la época, obstáculo para el avance del tráfico portuario de un Bilbao en expansión, con una actividad creciente en la industria del hierro que, tenía sus instalaciones y atraques, aguas arriba de la ría.

Muchos han sido los naufragios que a lo largo de la historia del Abra han acontecido. Catástrofes naturales que tuvieron lugar en zonas para nosotros hoy tan cercanas como la playa de Ereaga o Las Arenas. Algunos se produjeron a comienzos del primer cuarto del Siglo XX. El naufragio que hoy traigo a esta página aconteció en 1924, se trata del pailebot “María Mercedes”.

El mismo se produjo en medio de un fuerte temporal, que desde la víspera la Comandancia de Marina ya venía anunciando. Decía respecto del mismo la prensa bilbaína: El temporal reina en toda la costa Cantábrica, la mar es imponente. Un velero embarranca en la playa de Algorta. 

Este y otros titulares nos dejaba la prensa: “...El patache «María Mercedes» queda destrozado en la playa de Algorta, siendo recogido en el agua herido el patrón y el resto de la tripulación salvada.

En la Comandancia de Marina se recibieron anteayer de los observatorios de Madrid, Monte Igueldo, Arrinda y Semáforo del Ferrol, telegramas anunciando que se avecinaba un régimen tempestuoso en las costas cantábricas. En vista de ello, se telegrafió a todo el litoral de esta provincia marítima, a fin de que llegara a conocimiento de toda la gente de mar el peligro que se avecinaba.

Desgraciadamente, los presagios anunciados se cumplieron, teniendo que lamentar el accidente acaecido al velero “María Mercedes”.

El intenso temporal de viento huracanado y agua que se ha desarrollado en la costa vascongada estos días pasados y particularmente en sus últimas cuarenta y ocho horas ha traído consigo algunos accidentes marítimos que han estado a punto de revestir caracteres de catástrofe.

El patache de 150 a 300 toneladas «María Mercedes» era propiedad de D. Ramón Canivelle, de la matrícula de Gijón, salió de Santander el domingo con cargamento de ladrillo y tejas, dirigiéndose al puerto de Gijón. Cuando llevaba varias horas de navegación un fortísimo viento del Noroeste le hizo virar, a la altura del Cabo Peñas, donde habían sido sorprendidos por el temporal, que les hizo derivar hacia Bilbao, llevándolos rápidamente al puerto de Abra.

Como era noche cerrada, no se decidieron a entrar a puerto hasta ayer por la mañana, en que, a pesar del arrojo y destreza que pusieron los cuatro hombres que integraban la tripulación, no pudieron impedir que la pequeña embarcación fuese arrastrada por la fuerza del huracán hacia la playa de Algorta.

Como el peligro que corrían era inminente, muchos vecinos que habitan en esa costa dieron la voz de alarma, acudiendo rápidamente los individuos de la Junta de Salvamento de Algorta, el ayudante de Marina de Portugalete, el contramaestre y el vaporcito de Servicio de los prácticos.

Para entonces se pudo ver claramente desde tierra, cómo uno de los marinos se erguía sobre la baranda del patache y se arrojaba al impetuoso mar.

Los esfuerzos tendieron a salvar al náufrago, lanzándole desde tierra varios cables que iban sujetos fuertemente a cohetes, pero la labor fue inútil, gracias a la presteza en acudir del vapor de los prácticos, pudo ser recogido frente a la punta del muelle de Algorta, siendo librado de una muerte cierta.

Los otros tres tripulantes fueron recogidos por medio de cables, cuando el velero patache encallaba a unos treinta metros de la playa de Algorta, sobre los escollos del muelle.

La embarcación cuando quedó a merced del embravecido mar, comenzó a ser barrida por las olas, considerándose perdida, así como el cargamento que traía a bordo.

En el Hospital del pueblo fue asistido el patrón Joaquín Vidal de lesiones en la cabeza de relativa importancia y sus compañeros auxiliados en el local, que la Asociación de Navieros tiene en dicho punto. Después pasaron al mismo benéfico centro siendo acogidos solícitamente por las hermanitas de la Caridad, que regentan aquel hospital.

Se llaman los demás náufragos Modesto Vidal, hermano del patrón; Helidoro García y Manuel Fernández, todos ellos de Gijón...” (El Noticiero Bilbaíno y La Gaceta del Norte del 10 de enero de 1924). Cuando se referían al hospital al que trasladaron a los náufragos estaban hablado del Hospital Hospicio de Alango de Algorta.

Aquel día otros barcos sufrieron los embates del mar: “...Entre ellos el “Serantes” que fue lanzado al garete hasta Portugalete, en donde se estrelló y el barco-aljibe «Belute» que fue arrastrado por el vendaval, desde la boya situada en la parte Oeste del puerto exterior, llevándolo hacia la playa de las Arenas...” (El Noticiero Bilbaíno y La Gaceta del Norte del 10 de enero de 1924). No serían los últimos naufragios a pesar de la mejora de la barra del Abra, obra acometida en 1887, que culminó con la construcción del Muelle de Hierro de Portugalete y que paso a paso canalizaría la ría eliminando la temida “barra”.

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