Antes
de adentrarme en esta entrada, deseo manifestar mi agradecimiento a
las personas que han echo posible el relato de la misma. Para no
dejar a nadie en el tintero, voy a nombrar solamente a las
instituciones a las que pertenecen Ayuntamiento de Getxo y UPV/EHU.
Sobre
las Galerías de Punta Begoña se alzó en su día el “Fuerte
o Castillo de la Begoña”. En febrero de 1801, el Cónsul
de la Villa de Bilbao D. Josef Antonio de Arriaga solicitaba que
fuera convertido en lazareto. Años más tarde, a comienzos del Siglo
XX, verá alzarse majestuosa, la gran mansión de Horacio
Echevarrieta, quien el 11 de diciembre de 1918, bajo el pretexto de
sujetar la ladera, solicitaba permiso para el inicio de las obras.
Así nacerían las “Murallas de Punta Begoña”. Un
hermoso anfiteatro obra del insigne arquitecto bilbaino D. Ricardo
Bastida y Bilbao. Arquitectura de estilo clasicista, pese a ser su
estructura de hormigón; su construcción finalizo en 1921.
De
ellas ya he hablado en otras entradas (10 de abril de 2012 y 11 de
agosto de 2014). Pero en esta ocasión lo haré sobre los trabajos
que bajo el auspicio del Consistorio getxotarra, realiza un nutrido
grupo de expertos de la UPV/EHU. En noviembre del 2013 ya aparecía
en la prensa la noticia de ese proyecto estratégico, cuya duración
se estimaba en 10 años.
Día
a día vamos viendo cómo se van produciendo movimientos de personas,
y modificaciones en su entorno. Los más, los profanos, elucubramos
acerca de qué es lo que se está realizando y su larga duración.
Ello no es ajeno a nuestra percepción del deterioro que dicha
estructura ha ido sufriendo con el paso del tiempo y las gentes.
Esta
obra se está realizando en Getxo, más concretamente en Ereaga, en
ese espléndido anfiteatro que podemos visualizar frente al comienzo
del contramuelle de Arriluze. Trabajos que nacen en el 2013. Que día
a día vemos consolidar con nuevas instalaciones, como esa torre que
en su momento albergará un ascensor, pero que a día de hoy tan sólo
dispone de una escalera de madera y la estructura metálica (caja del
ascensor). Al final de sus peldaños se llega a una plataforma
provisional desde la que los vecinos, estudiantes y todos los
interesados, podrán ver y obtener respuestas a muchas preguntas
acerca de su pasado y presente.
En
ellas trabaja un nutrido grupo de expertos, setenta especialistas de
diversas ramas, de la UPV/EHU, al frente de los mismos se encuentra
Juan Manuel Madariaga (UPV de Leioa). El Ayuntamiento de Getxo ha
firmado un convenio con la universidad, formando un equipo UFI,
que tiene tres equipos diferentes, (HGI) hidrogeólogos,
(IBEA) químicos, el (GPAC) historiadores y la Cátedra
Unesco. Que analizan todas las estancias, y restos de las galerías,
alguna de ellas cerrada por seguridad. Realmente los trabajos no han
hecho más que empezar. Además de los trabajos dentro del edificio,
se está iniciando contactos con la familia Echevarrieta y otras
gentes que guardan recuerdos de tiempos pasados, de cara a documentar
histórica y gráficamente las mismas.
El
objetivo de este estudio es ir recuperando de una manera científica
y ordenada, todos los elementos que componen dicha estructura,
algunos de ellos ocultos en su salón principal, tras manchas
provocadas por el paso del tiempo y las manos del hombre. Dentro de
esos trabajos, el equipo de arqueólogos será el que valorará el
valor histórico de cada pieza. Y a medida que se vaya conociendo con
rigor científico se irán dando a conocer. Dentro de los campos de
trabajo están el arquitectónico, arqueológico, hidrológico,
químico, geológico, histórico y letras.
De
ellas se puede decir que en sus estancias, sobre todo en la
principal, el gran salón, se ven dos épocas diferenciadas, la de su
construcción y la de los primeros tiempos del franquismo, en cuyas
paredes se puede apreciar la arrogancia de las proclamas de la época.
Su
estructura novedosa para la época en que se construyó es de
hormigón armado, así que pudiera considerarse como una de las
primeras de Getxo en su género, ya que la primera edificación en
Bizkaia con esos materiales (Hormigón Armado) corresponde a la
Fabrica Ceres, levantada entre los muelles de la Merced y de Marzana
a principios del siglo XX. Su construcción no se corresponde
exactamente a los planos presentados en 1918, algo por otro lado
lógico, pues ni anterior ni posteriormente, los proyectos se
ajustaban a lo indicado en ellos, y se iban realizando cambios sobre
la marcha. De hecho, para conceder la licencia parece que alguien
comentó a Bastida que faltaban en los planos todo el alzado
noroeste, pero el arquitecto parece que consideró que no era
necesario ya que era igual al del lado opuesto.
La
estancia principal, el salón, esconde en sus paredes pinturas, de
las que aún se desconoce su contenido, algunas probablemente de su
primera época, otras realizas tras la guerra de 1936; además del
paso sobre ellas de los grafiteros, esos seres que dejan su marcha
sobre toda pared útil. En ellas mediante un proceso denominado
RAMAN, se analizan las moléculas de los compuestos
existentes, hasta diez milímetros de profundidad, buscando las
distintas capas, por poner un ejemplo (3 de viridio, 2 de cromo, 4 de
yodo, eso equivale al color azul), así van completando el mapa de
colores existente en los dibujos de la pared.
Ahora,
a simple vista, sobre todo a partir de una fotografía, acercando la
imagen, a la izquierda de la chimenea, tras la suciedad de sus
paredes, cuajadas de pequeñas manchas redondeadas como de pelotazos,
creo adivinar unas figuras de dos pescadores caña en ristre, uno de
ellos barbudo, con taxpela azul; el otro de nariz aguileña, con
txapela de un color amarillento verdoso, ¿quizá pudieran ser una
alegoría a las costumbres de la época?. Los suelos mezclan motivos
familiares con otras simbologías.
Tras
las paredes, que cierran la estancia, queda un hueco que separa la
misma de la ladera rocosa. En la parte suprior, en el techo, surgen
una vigas que hacen de amarre en la roca de la ladera. Los azulejos
que decoran las paredes de galerías, salón y otras estancias
(escaleras de acceso y baños) proceden de una fabrica sevillana,
curiosamente parece que coinciden con los que decoraron el café
Iruña de Bilbao. Sorprende en sus estancias la madera, perfectamente
conservada, quizá por el efecto de la sal marina. También se
estudia el comportamiento de la ladera. Para ello se han instalado
unos sensores que detectan posibles movimientos, perceptibles a
simple vista en el muro inferior.
El
primer frente de trabajo, en estos momentos, es el estructural de
cara a poder organizar visitas guiadas, en las que se explique el
trabajo que se está realizando y los descubrimientos que se vayan
realizando, así como el valor histórico que encierran estas
galerías. La primera zona prevista para abrir a las visitas es ese
gran salón, el cual se podrá ver desde una plataforma preparada
para tal fin, para seguir las explicaciones de los técnicos.
Estancia que con su chimenea de fuego bajo, situada en su frente, nos
recuerda las grandes fiestas y celebraciones que la élite de la
burguesía vasca, celebraba a comienzos del siglo XX.
Pero
las preguntas siguen en el aire ¿Para cuando veremos recuperadas
esas galerías, para cuando los vecinos y visitantes podremos
disfrutar de esa obra que en 1923, diseñara el arquitecto bilbaino
Ricardo Bastida?. Entendiendo el trabajo de los expertos de la UPV,
pero han pasado tantos años de inacción, que existe la duda lógica
entre los getxotarras ¿Llegaremos a tiempo?.