Siguiendo
con la entrada anterior, derivada de la lectura de los viejos
periodicos del Siglo XIX, hoy traigo a estas paginas algunos de
aquellos sucesos que produciendose en Getxo, llenaron las paginas de
los periodicos de otros punto del estado.
En
el periódico de Madrid, del martes 12 de Setiembre de 1854, “La
España”, aparecian las siguientes noticias:
“...la
funesta enfermedad de la vid ha causado tales estragos, que todos
cuentan por perdida la cosecha de este año.
En
varios puntos de aquel señorío ha habido últimamente fuertes
tempestades y copiosas lluvias, las que afortunadamente no han
causado daño alguno.
Las
personas que fueron a aquellos pueblos, a pasar la estación
calurosa, van regresando, unas curadas o mejoradas de sus achaques y
padecimientos, otras en el mismo estado en que se hallaban en un
principio, pero todas contentas de haberse encontrado en puntos en
que, durante los últimos sucesos, ha habido tranquilidad y orden.
En
la anteiglesia de Algorta, varios vecinos acaban de abrir una
suscricion con el objeto de recaudar las cantidades necesarias para
la construcción dé una iglesia de nueva planta que supla a la
antigua ermita de San Nicolás de Barí, ruinosa e incapaz ya para
contener el vecindario de aquella feligresia, aumentado
considerablemente durante estos últimos años. Este proyecto al
parecer lleva trazas de realizarse, pues en él se hallan interesadas
personas piadosas que donarán algunas sumas de importancia para la
construcción del necesario templo.
El
estado sanitario de toda Vizcaya es muy favorable...”.
En
el mismo diario el Martes 18 de Septiembre de 1855 aparecian las
siguientes y preocupantes noticias relacionadas con la epidemia de
colera que asolaba Bizkaia en aquellas fechas:
“...En
Bilbao sigue el implacable cólera sin alteración notable. De diez a
veinte son las víctimas que inmola diariamente. Las anteiglesias que
circuyen a la capital mejoran de situación, á pesar de que en el
linde de la de Abando con Baracaldo se han observado algunos casos
funestos. En esta última anteiglesia no ha habido grande
declinación, pero en Sestao casi había desaparecido por completo.
En
Porlugalete y en Santurce se han presentado estos dias varios casos,
entre los que se cuentan un pequeño número de fulminantes, con
especialidad en la primera de estas poblaciones.
En
las demás de las Encartaciones sigue su curso el mal, creciendo el
número de invadidos en algunos, y declinando en otros, sin que los
estragos sean de gran importancia.
No
sucede así en las que se estienden a la orilla derecha de la
desembocadura del Nervión y sus agregados, en las cuales parece que
el mal se ha fijado y se complace en destruir la lozana generación
de sus habitantes.
Algorta,
el barrio mas ventilado y que reune muy buenas condiciones
higiénicas, ve diezmada su población. Allí y en sus cercanos
pueblos de Guecho.
Barrica,
Sopelana,Urduliz y otros, han perecido los hombres de la ciencia,
boticarios y gentes muy bien acomodadas. Pero sobretodo, en donde el
mal se presenta con mas ira, es en la villa de Plencia , la cual ha
sido ya diezmada sin piedad, y según nuestras noticias, será la que
mas ha padecido hasta ahora dentro del señorío. Allí, estacionado
el azote, lleva al sepulcro mas de diez víctimas cada día. Las
gentes aterradas con tanta crueldad huyen despavoridas de sus lares,
porque, infectados venenosamente, hallan en ellos una muerte segura é
inevitable.
Bermeo
y Lequeitío siguen bien, asi como han mejorado de situación
Mundaca, Pedernales y Busturia, pueblos los tres espantosamente
castigados. Cuéntase del segundo que se ha quedado sin ayuntamiento,
pues varios miembros que lo componian han sucumbido al mal...”.
Parece
que aquella épidemia causo autenticos estragos entre la población,
de los datos y noticias que anteceden, se podia aseverar, que la
enfermedad reinaba en casi todos los pueblos de Bizkaia; que en
algunos se ceba con intensidad, al paso que en otros apenas deja
marcada su huella.
Los
periodistas de la época hacian sus disquisiciones acerca de aquella
plaga:
“...El
cólera en 1834 apareció en Vizcaya, y apenas invadió ninguna villa
de importancia, salvándose casi todos los demás pueblos de su
mortífero hábito, excepto Bilbao que sufrió rápida y
horrorosamente.
Había
dentro dal territorio dos ejércitos beligerantes que sostenían una
cruda pero encarnizada lucha, ejércitos que se trasladaban de un
punto a otro por dias, por horas y por momentos.
En
el carlista apenas se dejó sentir la peste, y cuenta que sus
condiciones sanitarias eran las mas a propósito para que se
desarrollase, el liberal sufrió mas, a pesar de su mejor estado.
Los
pueblos, agobiados por las incursiones militares, no contaban con
recursos para oponerse a la epidemia, ni siquiera pensaron en ella, y
sin embargo se salvaron de la infección.
Hoy,
sus condiciones higiénicas son en extremo mas ventajosas que las de
aquel tiempo; casi todos poseen facultativos, farmacias, hospitales,
etc. ¿En qué, pues, consiste que el mal no echó raices en 1834, y
21 años mas tarde cubre de luto nuestros pueblos? ¿Dependera esto
por ventura, de la falta de comunicación en aquella época, en la
que varios pueblos no tenian el mas exiguo roce, y en que hoy son más
frecuentes y espeditos los conductos.
Cuestión
es esta que sometemos al examen de los hombres que se creen doctos en
la materia...”.
Mientras
tanto, y en el mismo diario, “La España”,
aparecian tragicas noticias relacionadas con los naufragios en
nuestras costas, asi el Sábado 7
de junio de 1856, nos encontrabamos con el siguiente suceso:
“...En
uno de nuestros últimos números anunciamos el varamiento del
bergantín goleta “Nikolas” que, procedente de Noruega, navegaba
hacia Bilbao, ocurrido al N. E. de la mojijonera, en la playa de
Guecho.
En
efecto, y según como entonces dijimos, el desastre sobrevino entre
10 y 11 de la noche del viernes de la pasada semana, pero su causa
fué otra que la anunciada.
Iba
el buque con su práctico a bordo, cuando al embestir la barra, como
creyera que las luces que usa el piloto mayor para entrar los buques
de noche, fuesen dos que en la dirección de la barra veía, siguió
aquel derrotero y pronto observó que padecía un engaño, en efecto,
el buque tocó en un banco, y sin guia , fué a embarrancar en el
lugar que mas arriba mencionamos.
Las
luces que engañaron al práctico fueron de una goleta francesa que
poco antes habia fondeado en la bocana del puerto, y otra la de una
casa de Porlugalete, que combinadas ambas, formaban parecida
perspectiva a las usadas por el piloto mayor de la barra.
Una
vez enbarrancado el buque y amanecido, trató de dársele auxilio y
sacarle de la embarazosa posición en que se hallaba, y para
conseguirlo se usaron lanchas y cables, pero inútilmente, hasta que
el remolcador “Bilbao” acudió al lugar del siniestro, aunque
parece que en su primera tentativa nada pudo conseguirse por haber
formado ya lecho el bergantín goleta varado.
Acometió
de nuevo la empresa en la marea de la tarde, y a las doce y media de
la del mártes fué salvado el “Nikolas”, y conducido al
fondeadero de Olaveaga, pero no sin haber sufrido algunas averias,
roto el timón y haciendo agua.
En
este estado, pues, y alijado se halla en aquel punto, sufriendo las
reparaciones del momento y las que se le han de aplicar
incesantemente.
Tan
feliz resultado es debido al Recolcador, sin cuyo poderoso auxilio,
el “Nikolas” probablemente hubiera quedado hecho pedazos en las
funestas playas de Algorta, testigo de tantos naufragios...”.
Afortunadamente
este naufragio no costo vidas humanas, como en otros caso anteriores
venia sucediendo.
En
la proxima entrada continuaré, con los sucesos, que derivados de la
lectura de la prensa del Siglo XIX, narraban acontecimientos
relacionados con el Municipio de Getxo.